16 de diciembre de 2009

DÓNDE ESTÁS?


Me preguntaron por ella el otro día, y al darme cuenta de lo olvidada que la he tenido estas últimas semanas, sentí un poco de vergüenza por mi desidia y tenía dos opciones fáciles: a) echarle la culpa a otro y b) poner alguna excusa. La opción a era poco creíble, ya que, ¿quién tiene la culpa de perderla? Opté por la b: “no tengo tiempo” “tampoco he salido mucho” “no, pero ya me sentaré un rato con ella” Nada, nada, todo mentira. La realidad es que se ha perdido, y no soy capaz de encontrarla por ningún lado. Ni en las paredes de Morata, ni en el ya nevado Pirineo, ni en Zaragoza…dónde está? Cómo puede ser que no venga nunca a verme, que se haya olvidado de mi así como así, que me haya abandonado de esta forma (ya recurro a la opción a)
Pensé: “en cuanto venga la nieve, con los esquís, me la encuentro fijo” pero no había manera…
Y me siento frente al ordenador, y no sé cómo dirigirme a ella para que me haga caso. Me doy paseos, a ver si pensando un poco en ella, aparece…nada.
Me da miedo dejar de pensar en ella, porque igual se me olvida su cara, la sensación eufórica de tenerla cerca, los pasos sigilosos cuando entra en el cuarto y lo invade todo
Ya, cansada de darle vueltas al asunto, me decido a poner un cartel, y si pasa, lo verá, y si lo ve, volverá, y si vuelve…ay, si vuelve, vuelvo yo también.

SE BUSCA: INSPIRACIÓN.

28 de noviembre de 2009

Mallo la Mora

Foto de Donato Molina

Cielos grises, atardeceres oscuros, teñidos de invierno.
Conversación animada junto a Donato (el hombre placenta), que de nuevo me ha ofrecido (y yo aceptado encantada) una jornada de cuerdas, arneses y gatos, y también de risas, voces y satisfacciones compartidas.

Se reducen las jornadas de escalada, en horas y en días…llega la nieve, que se aposenta sobre la roca, como ese amigo simpático que aparece de repente, haciéndose dueño de la conversación y ganándose en dos días la simpatía de quien tú llevas meses para conseguir decirle un “hola”. Así es la nieve, que viene y lo tapa todo, que ilumina las montañas cegándonos con tanta luz, las moldea a su gusto, les roba las formas…Y nosotros nos dejamos engañar.

Pero la nieve no ha llegado todavía, y las nubes nos han dado una pequeña tregua, para que disfrutemos de la escalada sin fríos heladores, ni cierzo roba-calorías, ni nieblas entumecedoras…

Desde que hiciéramos la Cresta de Embid, en compañía de los almeces, no había vuelto a escalar con Donato. En aquella ocasión nos hizo mucho frío por la mañana, pero luego salió el solete, dejando una mañana templada, acogedora, que se nos escurrió, largo tras largo, como la arena de un reloj roto.

Ayer andaba ilusionada…MALLO LA MORA…qué ganas!!!! Cuerda, arnés, cintas, gatos…ya la emoción habita todo, miro la mochila y parece que tenga vida, y que me haga un guiño cada vez que paso por delante de ella. Esta mañana me levanto sin un atisbo de pereza. Recogemos a Javier Galindo en Huesca, durante el viaje hasta allí hablamos de todo, y el viaje se hace corto… Llegamos a pie de vía algo acalorados gracias a la aproximación (menos mal). Vamos haciendo largos sin prisa pero sin pausa, y en el séptimo largo Donato me cede el turno. Es un largo muy facilito, pero de repente la roca no me sujeta, sino que se viene conmigo hasta posarse sobre mi pierna. Es como una sandía. Miro y la última chapa está bajo mis pies. No hay repisas donde depositar la piedra, y una mano la necesito para sujetarme. Al final la piedra va hacia abajo, hacia mis dos compañeros, en caída libre. Se va rompiendo por el camino, y dos de los trozos rebotan sobre el casco de Donato. Yo debo haberme quedado como el papel de fumar, haciendo honor a mi nombre. Un pequeño susto en la placidez de un día…de un día de escalada!

Gracias compañeros!

17 de octubre de 2009

CALLERÍA

En esa barquita va Judith.
Estaba en 2007 haciendo yo inventarios forestales en la comunidad indígena de Callería, cerca de Pucallpa, en la amazonía peruana, y me alojaba en la casa de Judith. Los Ahuanari me acogieron como a una más. Eran un matrimonio de mi edad, entonces tenía yo 26. Tenían ya tres hijos, y Judith, de 11 era la mayor. Pensar que probablemente ahora esté embarazada o cerca de estarlo…
La vida en la comunidad es muy tranquila y alegre. Los hombres se van al campo, bien pronto, y vuelven al mediodía. Antes de marchar van a por el pescado, para hacer el desayuno. Las mujeres se dedican a la artesanía, que es lo que proporciona dinero a la comunidad. Por las tardes, juegan juntos a voleibol, descansan, charlan, se despiojan, se peinan, y vuelven a poner las redes para el pescado.

Acordamos hacer unos talleres a las 6 de la mañana, ya que luego la gente va a trabajar a la chacra (el campo). Por la noche hubo jaleo, los hombres estuvieron tomando (bebiendo alcohol), hasta muy tarde. Esa mañana ningún hombre apareció en la reunión, estaban todos durmiendo la mona. Vi a Judith en la barquita, irse ella sola y volver al cabo del rato con las redes y el pescado, dárselos a su madre para que los limpiara, volver a bajar al río y subirse una garrafa de 15 litros, ayudar a preparar la sopa de pescado que acostumbran a desayunar, correr y jugar con sus hermanos…Le pregunté: Judith, y dónde está tu papá que no fue a por el pescado? Y me contestó, con una naturalidad abrumadora: Mi papá se emborrachó ayer, hoy está durmiendo, todavía está borracho. Mientras, hacía un dibujo en mi cuaderno, un dibujo de niña de once años, un dibujo que no deja intuir que la infancia de esta niña tiene los días contados.

Estuve una semana en la comunidad, y luego volví a Pucallpa a seguir con los inventarios en otro lado. Semanas más tarde debía volver a hacer otros talleres de participación, y llamé al teléfono satélite de la Comunidad. Me dijeron que no fuera que habían quemado la casa del alcalde y estaban todos muy apenados. Pedí que me explicaran un poco lo de ese incendio. Ningún incendio. Se murió la mujer del alcalde, ella era de Callería, pero él no, era de otra comunidad. Es costumbre en estas comunidades quemar la casa del que muere, y la familia tiene que marchar a otra casa. Pero en este caso, el Sr. Alcalde no es de allí, así que debe coger a sus hijos y marcharse a otra Comunidad. Así de absurdo. Así de crudo. Todos estaban deprimidos porque le querían mucho. Pero las costumbres son las costumbres. Nadie planteó hacer una excepción. Nadie planteó olvidarse de esa costumbre.

No soy quien para juzgar. No pienso hacerlo. Por haber pasado unos días con ellos, no voy a creer conocerles. No voy a creerme nada. Observo y cuento, nomás.

15 de octubre de 2009

LA FÁBRICA DE CIERZO




- Mamá, y qué máquina fabrica el cierzo?
Eso ha salido de la boquita de un niño esta tarde, mientras iba a buscar unos gatos. Y he recordado nuestro fin de semana pasado…en el Pirineo.
Habíamos fantaseado con la idea de hacer el cresterío del Vignemale, pero a medida que se acercaban las fechas surgían las pegas. Venga pues, hacemos el cresterío de la Munia. Al final fuimos un grupo de 9, a subir la arista NE del Taillón, y si se pudiera, los Gabietos, cuentas pendientes para algunos, ilusiones alimentadas, cebadas por la ilusión.
De Zaragoza salimos Donato, Álex, Jorge y yo, y nos encontramos con Nacho, JuanPa y Carlos en Bujaruelo. Xavi acudirá allí desde Barcelona, y Edesio estaba en el refugio de Serradets, ya que había salido de Ordesa por la mañana.
Extendemos en el césped cuerdas y cacharrerío (Donato, de dónde has sacado todo esto?), se me hace la boca agua, y hago fuerza para que las suelas de mis botas toquen el suelo de nuevo. El ambiente está húmedo, y una brisa nos pone los pelos de punta…venga, salgamos ya que hace un frío…y comenzamos la subida siguiendo los pasos, ya conocidos, del GR 11. A medida que avanzamos el viento coge confianza, y se junta con la llovizna que nos hace sacar cortavientos, guantes, chubasqueros,…
Salvamos unos quinientos metros de desnivel cuando vemos que una de las figuras oscuras va hacia abajo, en vez de hacia arriba como todo el mundo. Un hombre bajo una capa azul marino nos hace aspavientos con los brazos (un loco?) Nos acercamos a él y no puedo evitar la euforia al descubrir a Edesio bajo la capa azul: Edesioooooooo! Aligero el paso hacia él, para plantarle dos besos. Empapadico va el pobre…Nos dice que el refugio está lleno hasta los topes. No tenemos sitio…qué poco previsores hemos sido! Cambio de planes, de nuevo. Me sorprendo a mi misma no sintiendo ninguna pena por el imprevisto, ni preocupación por dónde dormir o qué hacer. Pienso un poco más: por qué, por qué te da tan igual, por qué no hay frustración, por qué no me preocupa que nuestro plan se vaya al traste, si ni siquiera sé dónde voy a dormir hoy…y la respuesta la tengo en mis narices: Nacho, Álex, Donato, Edesio, Xavi, JuanPa, Carlos y Jorge. Estando tan bien acompañada, qué más me puede dar dónde durmamos o a qué nos dediquemos al día siguiente? Y la verdad que al estar todos tan frescos, lo normal es que todo salga bien. En el refugio de Bujaruelo nos improvisan un campamento de lujo, y nos dan de cenar. La cena como siempre animada, estrechando unos lazos recientes para algunos, en consolidación para otros, y soldados ya incluso para algunos. Me gusta que los planes salgan bien…
Finalmente decidimos hacer la cresta que lleva al Pico Otal, y yo me dejo los bastones en el camping…aysssss, qué despiste! Hay que volver!

Una noche ventosa, una subida ventosa. Ese viento frío que vuelve locos a muchos, ese viento que roba calorías sin permiso, ese viento que en invierno sopla la nieve de las cimas, ese viento que moldea los árboles, los retuerce, los arranca; ese viento que alimenta los incendios, y hace que las llamas bailen a su son, ese viento que obliga a esforzarse al máximo para avanzar con la bici…no sé dónde está la fábrica del cierzo, pero está claro que en estos Pilares no han tenido fiesta…

15 de septiembre de 2009

ALPES: ANTES DE...


MIÉRCOLES, 09/IX/2009: SALIMOS
Empezamos a hablar de ir a los Alpes por allá por el mes de marzo, proponíamos fechas, pero quedaba lejos aún…tan lejos…tantos meses en medio…pero soñar es gratis, soñar y perseguir esos sueños es lo que nos hace levantarnos por la mañana y salir a correr cuando aún no ha amanecido, o meternos en la piscina a las siete de la mañana, o moverte por el tablero cuando son las tres y no has comido todavía, o son las seis y media de la mañana y todavía tienes media almohada pegada en la cara…
Todos estos sueños, pirenaicos o alpinos, representan la razón de ser de los madrugones infernales, de los esfuerzos, de todos los “un poco más”. Las ganas de montaña no hacen que te resbale todo lo demás, no implica que lo demás te deje de importar, nada pierde su sentido. Lo que sí es cierto es que los problemas se difuminan en cuanto te calzas las botas, te pones la mochila y empiezas a andar; o en cuanto te colocas los gatos y el arnés…todo pasa a un plano confuso, y no parece tan grave. Unas veces lo es, y sigue ahí; en cambio otras, te das cuenta de que no es para tanto, que no se va a caer el mundo…
La fecha prevista de salida hacia Chamonix era el 9 de septiembre. El Mont Blanc por los cuatromiles…increíble…siempre había creído que se me quedaba demasiado grande, demasiado lejos…Pero se acercaba el momento, y la meteo no era clara…que si dan malo para el sábado y el domingo, que si la predicción no era muy de fiar…Yo ya miraba mapas de Picos de Europa, como alternativa a nuestro viaje frustrado por el Paraíso de los glaciares y horizontes interminables.
Llegó el día, la predicción pintaba bien…nos vamos!!!! Álex, Alberto y Jorge me recogen en Tragsa y salimos hacia los Alpes. En el coche vamos emocionados, no paramos de hablar, de imaginarnos situaciones hipotéticas, de aclarar cómo actuar en caso de algún abandono, de cómo aclimatar el día antes, de qué vamos a llevar en la mochila cada uno, qué cordadas vamos a hacer, qué material llevamos…todos tenemos tantas ganas que el viaje, en este punto, ya vale la pena…sólo queda lo mejor!
JUEVES, 10/IX/2009
Después de haber dormido en Figueres, desayunamos como reyes en ruta, y llegamos a Chamonix, justo a tiempo para comer. Pasamos por el teleférico de la Aiguille du Midi y allí está Edesio: Edesiooooooo!!! Está tan ilusionado como nosotros…ya estamos todos (Donato viene a pedacitos, en cada uno de nosotros, constantemente en la cabeza, que incluso nos dirigimos a él en un par de ocasiones, como si allí estuviera) Comemos con algo de prisa y vamos a transformarnos al coche…o lo intentamos porque ni Jorge ni yo nos acordamos de cómo llegar hasta él…que penosos somos!!
Nos ponemos toda la ropa de montaña encima, el arnés con los tornillos de hielo colgando, los mosquetones, el cabo de anclaje…qué calor! Pero en cuanto salgamos del teleférico vamos a estar a 3.775m, es como de otra galaxia, para los que estamos acostumbrados al Pirineo.
Llegamos arriba: guantes, gorro, casco, crampones, piolet, nos encordamos…con tres cuerdas? Pero si llevamos una cuerda demás, ayssss, qué descoordinación!! Edesio corre a dejarla en el teleférico, para intentar recuperarla el domingo, a la vuelta.
Nos vamos felices y contentos al refugio de Cósmicos, donde una elaborada cena nos proporciona el sueño suficiente para dormir como niños…

CÓSMICOS Y TACUL


VIERNES, 11/IX/2009
Pequeño madrugón en nuestro día de aclimatación, desayunamos contundentemente y vemos que todos hemos dormido bien: eso es importante. Vamos a subir el Mont Blanc de Tacul, para hacer parte del recorrido de día, que mañana haremos de noche. La ascensión se hace muy agradable, y todos nos encontramos bien a cuatro mil metros, eso nos anima mucho, y se nos ve contentos. Además, subir hasta allí nos deja ver otra parte del recorrido de mañana, la subida al Col del Mont Maudit, que tanto nos preocupa, sobre la que tanto hemos comentado, preguntado, pensado, imaginado…Pero la noche anterior, cenando en el refugio, hablamos con un guía que nos dio las claves de la tranquilidad: la rimaya se pasa estupendamente, y para llegar a la Brecha del Maudit, hay cuerdas fijas: bieeeen!!!!!
La verdad que pasamos la mañana alegremente, sin prisas, sacando fotos de todo lo que mañana no veremos, hablando, riendo…estamos todos tan tranquilos, la víspera de cumplir un sueño que nos ha acompañado años y años. Uno de esos sueños latentes, que llegan de repente, que se enquistan en el corazoncito de cada uno: una razón íntima en cada uno, una fuerza motriz que empuja desde dentro. Y desde la cima del Tacul las dudas se desvanecen…nuestro sueño está al alcance, está tan cerca, y estamos disfrutando tanto de tenerlo delante, que es como cuando te regalan algo y te pasas unos minutos mirando el paquete, sin abrirlo, regocijándote en la sensación del regalo recibido, de la incertidumbre, de la ilusión y los nervios…
Bajamos bastante rápido y nos quedamos a comer en el glaciar, cerca del refugio, al solecito…hoy no hay prisas…
Una vez en el refugio pasamos toda la tarde tumbados, viendo fotos, riéndonos, viendo como Edesio prepara su mochila cuidadosamente (durante tooooda la tarde!), saboreando esos momentos previos al gran día, acordándonos tanto de Donato que acabamos llamándole. Llamada agridulce casi seguro, pero no se le nota en ningún momento, no deja de animarnos para el día siguiente, y seguro que ni nos entiende, porque hablamos precipitadamente, interrumpiéndonos unos a otros…la cara de Edesio muestra una melancolía enternecedora. Y es que cada vez que veo a Edesio aparecer por alguna puerta, espero ver a Donato detrás…en fin.
Sólo nos levantamos para disfrutar de otra magnífica cena en este refugio de cuento, sólo manchado por la falta de educación de la gente y los ronquidos inevitables…bueno, y por el baño que estuvo un día estropeado, y casi había que ponerse crampones para hacer un pis sin peligro a que te mearan desde la barandilla del refugio…

MONT BLANC

SÁBADO, 12/IX/2009
00:33: Uyssss, me hago pis! A ver qué hora es? Ah, pero si no faltan ni diez minutos para levantarnos. Vamos al Mont Blanc!!! Enseguida suena el despertador y salgo pitando hacia el baño (que ya funciona, ayer llegó un helicóptero con los fontaneros…qué cosas pasan en las alturas…).
A la 1 estamos desayunando, con los nervios a flor de piel…nos ponemos tibios, y salimos ya a prepararnos. Se nota que ayer ya estuvimos ensayando este ritual complejo de prendas, hierros, cacharros, nudos…
Llevamos la ilusión puesta como primera capa, debajo de la ropa térmica, debajo de la misma piel. Ya está, ya estamos cumpliendo este sueño…
Las rampas del Tacul se me hacen más pesadas que el día anterior, y siento un poco de miedo de cansarme antes de tiempo…pero llegamos al hombro del Tacul enseguida, y descansamos bajando al Col Maudit. Vamos muy bien de tiempo y eso nos anima mucho. Empezamos las rampas clave del día, las que nos llevan al Col del Mont Maudit, las que tanto respeto nos infunden. Son como de azúcar, los crampones resbalan un poco, y el patio que tenemos al lado hace que nos concentremos al máximo en cada paso. Llegamos sin darnos cuenta a la rampa final, que superamos sin problemas, incómodos por la gente y por un guía algo maleducado.
Buf, pero si todavía queda un montón…Nos habíamos planteado subir el Mont Maudit, pero yo creo que si lo subo, luego no llegaría al Mont Blanc. Edesio y Jorge se vienen directamente, y la cordada Lafarga – Sola se decide sin pensarlo y va a por el Maudit, con mucha fuerza y decisión. Todavía es de noche, y a medida que nos alejamos hacia el Mont Blanc, ellos se difuminan sobre las empinadas rampas de ese pico poco frecuentado e imponente.
Sin saberlo, mientras nosotros estábamos a pocos cientos de metros de la cumbre, ellos estaban ya tocando el techo del Maudit. Con las luces de la mañana, llegábamos pasito a pasito a la cumbre del Mont Blanc. Los teníamos delante y no nos dábamos cuenta… qué dos, qué fuertes están.
Y ahora qué? Edesio, dónde se van los sueños cuando se cumplen? Y me dice: son tuyos, cuando se cumplen ya son tuyos, nuestros, para siempre…esto ya no te lo puede quitar nadie. Nos abrazamos emocionados. Para Jorge es su cuarto Mont Blanc, pero se le ve emocionado también, satisfecho y contento. A las 8:29 de la mañana, los Alpes estaban a nuestros pies. En la cumbre del Mont Blanc no se piensa en nada más que en la satisfacción de haber llegado hasta allí.
La bajada hacia Gouter es un paseo. Nos paramos en Valot acalorados, a quitarnos ropa y comer un poco, que no hemos comido nada desde la 1 de la mañana. Jorge suelta algunas tonterías, que no sabemos si es de la altura o del hambre…
El refugio de Gouter está llenísimo de gente, unos que llegan, otros que se van…Hacemos cálculos: ¿a qué hora deberían llegar Álex y Alberto para que nos dé tiempo de coger el tren a las 16:35? Si llegan aquí más tarde de las 13 no llegamos…
Y diciendo esto oigo: Blanca… Aparecen Álex y Alberto, esbeltos, enormes. Han tardado 15 minutos más que nosotros en llegar a Gouter, y han subido el Mont Maudit además del Mont Blanc!! Qué máquinas!!!
La bajada al tren es un infierno, todos andamos doloridos y quejumbrosos, todos menos Edesio, que con sus bastones baja ágil y hábil con la de piedras que hay… ya en el valle empieza el diluvio. Pero el cansancio satisfecho, la ducha caliente y una cena llena de nuevos proyectos alpinos, nos recuperan, pero no consiguen bajarnos de la nube en la que nos quedamos cuando llegamos al Mont Blanc.
Es difícil bajar, es difícil desprenderse de las montañas, no mirar atrás; no puedes irte sin más. Despedirnos de Edesio fue como despertar: volvemos a casa.