19 de diciembre de 2010

LOS DOS MONTES


Espero a Jesús y Santiago en el bar del pueblo. Cortado y periódico. Afuera todos los charcos están helados, y la gente pasa encogida al cruzar el Manubles.
Una tele enorme parlotea sobre asesinatos en Olot, pero la gente está a lo suyo, en la partida de guiñote, en el carajillo y el cigarro.
Llegan los guardas algo apurados por el retraso, pero les recibo sonriente porque la espera ha sido, como poco, agradable. Son extraños estos vínculos laborales que se establecen de vez en cuando. Me ilusiona compartir la jornada con estas dos personas entrañables, me siento una privilegiada. Me llevan, me enseñan sus montes y responden pacientes mis montones de dudas. Me preguntan tímidos por mi presente laboral, pues ya saben que futuro no tengo. “De momento, si estás aquí es buena señal” me dicen. Empiezan a aparecer las encinas, alguna sabina tímida, y comentamos lo bonito que es este valle perdido y desconocido. Me evado un rato pensando en el fin de semana pasado, en el otro monte, el del ocio, tan distinto del laboral. Pienso en esas rutas de ensueño que hemos hecho por el Pirineo, dejo a un lado los rendimientos, las hectáreas, los estéreos de madera, la maquinaria…Me siento cómoda en ambos planos, aunque no es el mismo monte.
Me acuerdo del agotamiento del sábado, recorriendo el circo de Aneou, cuando todavía nos esperaba el Peyreget, cuando creíamos que ya habíamos tenido suficiente, que yo hasta le dije a Jorge, sentenciando: “A mi, esta última subida me sobra…” Pero cómo que me sobra, no me sobra nada! En el último repecho nos vino a todos una euforia repentina, se fue el cansancio, la sed, se fue todo…estaba ya tan cerca la miel. La cima fue un momento glorioso, mirábamos a nuestro alrededor: “Toooooodo eso hemos recorrido hoy” Estamos satisfechos, sonreímos todos, desde el “pico lanzadera” con una bajada perfecta como broche de la jornada. Yo solo tuerzo el morro, simbólicamente, pensando en lo que nos espera el domingo, que no será moco de pavo…podré? Bonita sensación la de llegar al coche a la hora en que cierran las pistas, es como si hubiéramos amortizado a tope el forfait (qué forfait?).
Salgo de mis pensamientos y vuelvo a mis montes de diario, veo los restos de las podas bien amontonados, se nota que los guardas han estado encima. Me imagino a los trabajadores a 40 grados con los pesados pantalones de motoserrista, el casco, los guantes, la bototas…cómo tengo la cara de decir que mi trabajo es duro?
Me encanta ver montes verdes, que con tanto incendio en 2009 no hago más que ver quemados…Hace un frío que pela, Jesús no se atreve ni a fumar, por no sacar las manos de los bolsillos. La gente empieza a aparecer por el monte en cuanto hace fresco, para llevarse la leña a casa. “Teniendo carrasca, aquí el pino no se lo lleva nadie” Me cuentan chascarrillos de la gente del pueblo, que me encantan, me gusta la vidilla de los pueblos, los saludos cotidianos.
Observo desde el coche y vuelvo al domingo pasado, voy siguiendo mentalmente la ruta que hicimos, desde que saliéramos de Astún, hasta un collado, otro, otro…qué maravilla recorrer, qué gozada vernos tan solos, tan contentos. Todos emocionados por unos paisajes que parecen de mayo, de primavera más que de invierno; ah, pero es que no es invierno, es otoño todavía! Que impacientes!
Un ruido fuerte al romper el hielo de un charco, me saca de mis pensamientos, y decido estar a lo que estoy. “Entonces, entre unas cosas y otras tenemos diecisiete hectáreas, porque si dices que en el rodalico ese de ahí no va a entrar la retro…”
Anochece y vuelvo hacia casa, ahora sí me meto definitivamente en nuestro Pirineo, saboreando aún la nieve del fin de semana, y sabiendo que, como no nieve…mal lo vamos a tener. Menos mal que hay dos montes!

6 de diciembre de 2010

SALIMOS AL PATIO?

Las recientes nevadas de estos días nos dejan poca opción. Un puente por delante manchado por un borrasca de sur encima, llevándose, o por lo menos humedeciendo, toda la nieve acumulada hasta ahora. Nos esperan unos días en dique seco, en casita, pero el sábado aún hay sol, tenemos que aprovecharlo!!!

Muy complicado llegar a Linza, incluso a Lizara, a pesar de los neumáticos de invierno…qué hacemos? Jorge propone la preciosa circular al Acué, saliendo de Forges de Abel. La pista está llena de nieve, pero nos permite circular durante unos cientos de metros. Salimos foqueando pista arriba, todo nieve polvo, todo blanco…qué gozada, y más sabiendo que los próximos días van a ser tan malos. Vamos un grupo de 9, y los que pueden se van turnando para abrir huella entre el paquetón de nieve que ha caído. Deberíamos agradecer más a menudo la apertura de huella, la buena traza. En cuanto te sales de la trinchera, te das cuenta de la diferencia enorme entre foquear tranquilamente por el surco, o ir avanzando entre la nieve polvo, sin guía, sin marcas que seguir…se agradece el esfuerzo de los primeros, y mucho.

En el primer collado nos juntamos con otro grupo que ha tomado la misma decisión que nosotros, y ya nos pisan los talones. El frío se nos cuela por todas partes a pesar del té caliente, apenas comemos nada y salimos hacia el siguiente collado. Elegimos ladera sur, que nos da más confianza que la norte. La huella es cómoda, se van turnando para dibujarla. Y en un momento estamos en el collado, con el Acué delante de nosotros. Aquí las vistas ya son un lujo, y pensar en que el resto del puente no podremos disfrutar de todo esto…snif, snif!

Un paseo, bastante llano, nos deja en las faldas de la pala final: aquí hay dos opciones, dos huellas: una de ellas, la lógica, va por pendiente suave hasta el lomo, y de allí se coge la divisoria cómodamente hasta la cima. La otra, todo tieso para arriba zeta-zeta-zeta…Dudo, veo que los maestros van por la izquierda (zeta-zeta…) y les sigo. Jorge me pregunta, sabe que es la opción incorrecta, pero me deja hacer. Él va por donde toca. Las últimas zetas son bastante técnicas y requieren decisión y equilibrio, pero no se pasan mal.

En la antecima somos ciento y la madre, y llegar a la cima es fácil, pero toda esta nieve reciente da algún susto. No comemos nada porque hace un frío que pela: qué buena idea coger el plumas! Todos los picos de nuestro alrededor tienen un halo de nieve alrededor, el viento está soplando bien. Yo me imagino las isobaras pegaditas unas a otras. Para abajo, que nos pelamos de frío! La bajada, por la otra vertiente, para hacer la vuelta circular, es una gozada, pero cuidadín, que tiene unos pasos algo técnicos. Las palas iniciales son grandiosas, pero mi poca destreza bajando por esta nieve poco transformada me hacen sentir como si intentara coser con manoplas…hay que aprender a esquiar! Aun así se disfruta, y adivinando los escapes entre cortados, conseguimos salir al paso clave de la bajada, junto al barranco. No se puede fallar, pero hay que lanzarse con decisión, y el primero, Jorge, ya nos deja el camino trazado. El bosque sigue siendo, como otras veces, el patio del colegio. Se oyen carcajadas, todos bajamos con cara de niños traviesos, cogiendo unas velocidades poco controladas…pero cómo corre esto! Y al salir a la pista improvisamos un competición, cada uno con sus armas, unos con técnica de fondo, otros utilizando la aerodinámica del chus, y otros recortando curvas…JUGAMOS...

BORRASCA, VETE YA Y DÉJANOS SALIR OTRA VEZ AL PATIO, QUE QUEREMOS JUGAR.

28 de noviembre de 2010

CON TODOS USTEDES

Plan de última hora. El tiempo anda un poco revuelto y no sabemos qué día salir y dónde ir. Andamos todos aún desperdigados, aunque muchos ya han estrenado la temporada. Al final nos juntamos el sábado por la mañana en Escarrilla, escaqueándome yo de una comida de empresa…

Allí empieza a aparecer todo el mundo, y el desayuno se convierte en el festival del reencuentro. Veo claro que es el momento de sacar el bizcocho-invento (gofio y almendra, manzana y canela) y allí que lo compartimos entre historietas, preguntas…algunos no nos hemos juntado desde hace meses, y es que el verano diluye un poco el grupo: unos con la bici, otros barrancos, otros escalada…pero con la nieve hay una única respuesta: A ESQUIAR! Se nos ve a todos llenos de ilusión infantil, da igual la edad de cada uno, el espíritu es joven, y eso es lo que cuenta. Esta gente, sin duda, le pone vida a los años.

Optamos por unos conocidos: Espelunciecha y Arroyeras. Donato recuerda la primera vez que subimos juntos, Sara, Jorge, él y yo. Y me pregunta si hace dos ó tres años de aquello. “Pero Donato, si yo hace dos años aún no os conocía!” Se queda extrañado, pero echamos cálculos y, efectivamente, hace dos años yo apenas había hecho esquí de travesía…Miro a mis amigos y me parece imposible que nos conozcamos tanto de tan poco tiempo…Hace dos años había hecho yo cuatro salidas de esquí, contando las del cursillo, claro! Cuantísimo por aprender. Ya nos dice Miguel Ángel que nos va a dar caña, a ver si aprendemos. Todos estamos impacientes por mejorar.

Teníamos tantas cosas que contarnos que hacemos una doble huella, más social que la única, para ir charlando. Y hay sitio para todo: los vinos, las verduras ecológicas, el presente laboral, los proyectos futuros, los viajes, los recuerdos de otras salidas…todo, todo lo podemos hablar porque vamos como de paseo. Me acuerdo de la primera vez que subí al Posets con dos amigos, y ya casi arriba, a diez ó doce metros, se me ocurrió decir “Pues un poco cansadeta estoy, eh?” Y uno de mis amigos me dijo que ya podía, porque había estado cascando toda la subida…Ni te das cuenta de que avanzas, pero al final “pole, pole” vas haciendo.
En este caso había una gran desproporción entre el esfuerzo del que abría huella, que iba solo abriéndonos camino entre el paquetón de nieve, y el resto, que seguíamos la autopista sin despeinarnos.

Arriba hace fresco, no hay viento, y eso nos salva, porque es quitar guantes y quedarse las manos heladas. El té caliente nos sienta bien; en días como hoy, es clave. Subir muy bien, pero bajar…tenía sensación de haberme olvidado en unos meses. Si han pasado sólo cinco meses, cómo no me voy a acordar! Sin embargo, voy agarrotada, muy poco suelta, torpe…habrá que practicar más, que esto no puede ser!
Transición y arriba de nuevo. Se va mejor subiendo, en caliente. El frío limpio se cuela por dentro y nos llena de invierno, de los paisajes innivados, tan deseados.

A pesar del frío y del día gris a ratos, agradecemos el esquí y el reencuentro y los planes salen como setas: para dentro de una semana, para dentro de dos, para dentro de un mes, para primavera…

Señoras y señores, con todos ustedes…ya está aquí, la temporada de esquí!!!!!

7 de noviembre de 2010

CUCHI...QUÉ? CUCHIBLANGA!

En teoría hoy debía estar lamentándome de nuestra insensatez frente a mis esquís destrozados. Pero con la fría acogida que tuvo el plan de estrenar la temporada de esquí, hicimos un ejercicio de reflexión, y decidimos acompañar al maestro en su labor de exploración del Pirineo más insólito.
Donato, emocionado, tenía todo en el GPS, se había estudiado a conciencia los mapas, las posibles rutas, la salida…todo, para subir al Cuchi…qué?
Cogemos un sendero precioso, con una alfombra otoñal bajo nuestros pies. Mucho boj, abedules, algún avellano, pequeños robles que aparecen tímidos, bajo la protección sombría de este bosque. Ver las hojas caducadas en el suelo y buscar el árbol del que proceden por encima de los hombros. Colores muy intensos, rojos fogosos frente al siempre verde pino, que se retuerce entre las rocas. El otoño en todo su esplendor. Enfrente, la blancura del Verde, el verdor de los campos.
Vemos continuamente la arista sur, que tiene una pinta impresionante, y vamos comentando las posibilidades, el material que deberíamos llevar, el tiempo que debe requerir, la dificultad: estamos fabricando un nuevo sueño que, hasta el verano que viene irá cobrando peso y forma, hasta que le llegue el momento, que le llegará.
Una vez dejamos el sendero, esto ya es el sálvese quien pueda. Dudamos unos instantes, pero en grupo seguimos por la otra margen. Ahora los cuatro vamos algo dispersos, pero yo busco a Donato y Jorge se reúne con nosotros. Constantemente vemos huellas de sarrio, y pequeños senderos trazados por estos escaladores recios.
Al salir al collado, nos encontramos a uno de ellos subido en una roca, en medio de un paredón. Tan cómodo, tan relajado…nos ha visto y ni se mueve, conoce perfectamente la brecha entre nuestra torpeza y su agilidad.
Comemos al sol, en un día más propio de septiembre que de noviembre; sólo de pensar que pretendíamos esquiar, me viene la sonrisa incrédula.
Hora de atacar esta cima tan poco visitada, a ver por dónde se deja…Enseguida encontramos por dónde subir, y nos equipamos con arnés, casco, etc. Donato llega a un paso en el que hay que asegurar, y allí sacamos cuerdas y cacharros. Nos encontramos hasta un cordino viejo, viejo! Este cordino es por lo menos de Rabadá y Navarro (de broma, claro)! En tres largos llegamos a esta cima desconocida, el Cuchiblanga, vaya nombrecito le arrearon. Me encanta esta forma tan llena de descubrimiento, de aventura, de trabajo en grupo (que te caiga un pedrusco del compañero también forma parte del trabajo en grupo, desgraciadamente), esta forma tan rústica de pirinear.
Nos damos cuenta de que el tiempo pasa volando cuando te entretienes con las cuerdas, y que nuestras posibilidades de hacer otro pico se reducen al mínimo. Decidimos bajar al coche sin más, que esto del cambio de hora es un rollo, se te va el día sin darte cuenta.
La bajada es algo penosa, hay que ir con mucho cuidado, aunque vamos tranquilos y tenemos confianza en cada paso que damos. Hasta el barranco, de nuevo, donde cogemos el sendero y ya nos relajamos del todo.
El bosque se convierte en pista de atletismo, en patio de colegio: a correr! Me encanta reducir velocidad en las revueltas del sendero, para salir ya más rápido de la curva. Saltar piedras, trocos, esquivar ramas…es todo un ejercicio de reflejos, que disfrutamos hasta la carretera. La luz se va, y nuestra excursión nos deja tan ilusionados con la aventura vivida, que ya queremos más.

A pesar de todo, sabemos ya que viene la nieve, que ahora sí, hay que despedirse de las zapatillas y encerar los esquís.

3 de noviembre de 2010

TXAPELA BURUAN, IBILI TXINDOKIN


Todos tenemos sueños de montones de tamaños. Algo que podría parecer un sueño discreto y muy accesible, se convierte año tras año, en algo gigante, uno de los Annapurnas de los que nos hablaba Iñaki Ochoa.
Por allá por el no tan cercano año 2003, me decía Asier Izaguirre que habíamos estado cogiendo setas por las faldas del Txindoki (y yo sin saberlo)!, que a él le encantaba ir a la cresta en un “titá” y bajar medio corriendo, así como quien va a por el pan y vuelve. Yo había empezado a escalar entonces, y lo de hacer vías de aventura me sonaba a extraterrestre casi. Ahora escalo peor que entonces, pero he pisado más monte, y tengo a mi alrededor un elenco de excelentes montañeros, que me dejan soñar en voz alta, y me acompañan.
Así nació el Txindoki como un sueño guardadito en un cajón. Luego pasaron muchas cosas, y algunos años, y me vine a Zaragoza. Caí en el club de montaña, allí en la sección de escalada, y bajo los Mallos de Riglos volvió el Txindoki a escena...”Hay una salida del club a la arista del Txindoki, te suena?” Queeeeeeeé?!!! Yo quiero ir! Pero en aquella ocasión tampoco pude. Ese año no se dejó el Txindoki, hizo un tiempo malísimo...
Al año siguiente volvía aparecer como salida del club, pero las previsiones meteorológicas fueron tan malas que se canceló. Yo insistí hace ya muchos meses, pero mi propuesta no tuvo éxito. Ahí quedó la cosa, otra vez el sueño a su cajón.
Este año ya lo veía como algo cercano, tangible, y mandé el correo a todos: “TXAPELA BURUAN TA IBILI TXINDOKIN” Por fin la gente se iba apuntando, por fin intentábamos la crestecita. Pero las previsiones no eran del todo buenas...otra vez.
El sábado, tras desayunar en Tolosa (cuantísimos recuerdos...) pasamos Amezketa y aparcamos. El paseo hasta la base se hace agradable aunque cuesta avanzar por la hierba alta, pero a medida que nos aproximamos a la cresta nos damos cuenta de que ese viento nos va cortar las alas (aunque pudiéramos salir volando sin ellas...) Resignados, nos volvemos al coche. Nos despedimos sabiendo que íbamos a volver, sólo que no imaginábamos que sería en 24 horas.
El domingo, desde el camping Igeldo, el día es más que aceptable, y nosotros, que tenemos más moral que el alcoyano, volvemos a intentar el Txindoki. En el inicio del tercer largo nos pilla una tromba de agua que vamos, dejará tan frescos a los de Bilbao, pero nosotros nos quedamos pajaritos. Aún así, en cuanto para, Miguel Ángel sale ligero a por el tercer largo, pero ante la amenaza de un nuevo chaparrón, le hacemos volver sobre la roca mojada. Retirada y despedida, ahora sí, hasta el año que viene. Laister arte Txindoki!
El lunes, un Riglos soleado y templado tenía acento vasco, y todos entendíamos por qué...
Esta es la historieta del Txindoki, la de nuestro puente es otra, repleta de risas, infusiones y cariño. Txindoki lagunekin (Txindoki con amigos).

14 de septiembre de 2010

ALPES: LA MIRADA INFINITA




En la escalada, la cuerda y la mirada lo dicen todo.

La cuerda te tira cuando quieres avanzar rápido, y cuelga cuando quieres sentir su presencia tensa protegiéndote, se pone entre tus piernas cuando no la necesitas, bajo tus crampones cuando el paisaje te absorbe, y la sientes minúscula cuando cuelgas de ella. La cuerda te une al compañero, con suerte al amigo, a veces a un desconocido. La cuerda es tu línea de vida, y la de tu compañero, sois uno, sois uno para uno, uno por uno.

La mirada define al escalador, eso comentaba con mis compañeros, y siento esta forma vehemente de expresarlo, no es más que hablar por hablar, una humilde opinión, que no pretende ni de lejos ofender, señalar, o afirmar nada. Me pasa a veces que cuando conozco a alguien en la montaña, me sorprendo a mi misma hurgando en sus ojos, viendo una mirada limpia, unos ojos sin perturbación, sin barreras, con una transparencia que conmueve. Luego les observo escalando y veo la mirada moviéndose con la roca y la nieve, trasladándose a la boca en forma de sonrisa, de comentario gracioso en pleno momento delicado, de paso de baile en la pared, o de canturreo en una reunión incómoda. Esos ojos se distinguen rápidamente de la mirada de cerca, que no tiene nada de malo ni de bueno, simplemente es otra, es la del techo impuesto, la de la puerta cerrada. Se tiene o no se tiene. Puedes estirarla, puedes camuflarla, puedes ponerte lentes para ver de lejos; pero la mirada infinita sale de dentro. La mirada infinita se ríe cuando sale otro día horrible después de varios metidos en una tienda de campaña, y es capaz de soltar “Bienvenidos al día de la marmota” alegremente, sin pesar. La mirada infinita te sonríe desde la tienda de campaña de enfrente mientras cae una tormenta. La mirada infinita coge las gafas de sol confiando en el buen tiempo mientras todavía nieva. La mirada infinita te susurra “tranquila” cuando se te seca la boca y te tiemblan las piernas.

En los refugios de montaña ves todo tipo de miradas; en los Alpes hay muchas lejanas, algunas infinitas. Yo me he encontrado varios conflictos de miradas estos días. Cuatro personas, dos cordadas de 2. Arista Rochefort. Uno de nosotros no quiere seguir por aquel terreno estrecho, con patio a ambos lados. Cuerda y mirada se observan de frente. Quedamos 3. Yo miro a lo lejos y observo mi barrera, sé que de ese paso no voy a seguir, y si sigo, ¿en qué condiciones puedo hacerlo? ¿vale la pena? Si decido llegar hasta allí para luego volver, obligaré a mis dos compañeros (de mirada infinita) a acompañarme de vuelta, pues sin la cuerda no se debe transitar por esas aristas. Entonces, ¿con qué cara busco la obtusidad de mi mirada y obligo a mis compañeros a volverse sin haber visto ni de lejos su raya? Decido. Me quedo, sintiéndome de nuevo miope sin gafas, pero sabiendo que la cuerda que va hacia la arista no es la mía.
A su vuelta, junto al Diente del Gigante, las combinaciones posibles se reducen a una. Es un rompecabezas con una única solución. Dos cuerdas. Cuatro personas. Dos escaladores con recursos y dos “paquetes”. Pocas horas de margen. Si queremos ir los cuatro, no vamos nadie porque sólo hay dos cuerdas, y dan para una cordada. Si suben 3, irán demasiado lentos, y las posibilidades de éxito se reducen drásticamente. De subir, sólo dos pueden hacerlo, y deben ser ella y él. Ánimo chicos! Jorge y yo volvemos al refugio animados, por terreno mixto ya conocido, desde la Salle à manger al glaciar. Los compañeros tardarán muchas horas en llegar. Las aglomeraciones pudieron con la mirada, y el tiempo les ha quitado la cima cuando casi la rozaban con las manos.

Al final las decisiones no dependen ni de la mirada, ni de la cuerda.

1 de septiembre de 2010

da de di DO du

Tenemos muchas horas de luz ahora en verano, y hay que aprovecharlas.
Aún comentando la escalada triunfal de la semana pasada a Pene Sarrière, con la relajación de la cuerda por encima de nosotros y por debajo de un Miguel Ángel circense, nos volvemos al Pirineo, con el depósito de gasoil bien lleno (quedarse en reserva en Gourette a las nueve y media de la noche proporciona emociones más intensas que la afilada arista que habíamos transitado...), con un montón de amigos u dos días de “paliza” por delante.
SÁBADO: Salimos de Zaragoza rumbo a Panticosa, yo casi no sabía ni dónde íbamos, pero, qué más da. Donato nos lleva, no hay de qué preocuparse, sólo hay que disfrutar, y eso sale solo. Llevamos arnés y casco, algunos cacharros: la cosa promete. Me planteo si será la salida adecuada para mis amigos Sandra y Dani, que venían a hacer una salidita por el Pirineo, y les cascamos doce horas de pateo, 25 kilómetros y más de 1600m de desnivel. Éste iba a ser en teoría el día suave, ya que la salida del domingo sabíamos seguro que era un palizón.
Subir la pedrera era un poco tostón, echamos de menos la dulce nieve en silencio, resignados, pero Donato nos alegra un poco el pedregal: “El día que me quieras...” Se le ve pletórico, eufórico, y unos cuantos “óricos” más. Hoy está mayúsculo. La trepada a la cima y ese largo en que Donato nos pone los seguros con cariño, hacen del día un cinco estrellas, qué bien la roca en la sombra. Con este ambientillo, ya en la cima, observamos el paisaje, pero no nos encantamos mucho porque hay que bajar, y queda mucha tela por delante.
Al bajar del collado, el terreno no es nada fácil, y Donato vuelve a crear el sentimiento “placenta” pegado a Sandra, indicándole paso a paso por dónde bajar, dónde colocar el pie, investigando por dónde le va a resultar más cómodo pasar. Ahí es nada...
Me tranquiliza ver que mis amigos bajan bien, que están cansados pero se les ve contentos, eso me complace...Y en cuanto llegamos al coche y nos tomamos la cervecita de rigor, ya se nos pasan todos los males (males? Qué males?) Noche de gran luna sin más techo que la tienda, medio abierta...
DOMINGO: Edesio, Enrique y yo nos quedamos en Panticosa, dispuestos a unirnos a Marie Claude el domingo para acometer, hasta donde podamos, la cresta que va de Los Infiernos al Argualas. Los infiernos tienen poco de infernales, y me traen buenos recuerdos, avanzamos luego un poco embarcados hacia los Arnales. Trepando y charlando. La de cosas que se hablan en la montaña, la de intimidad que proporciona el espacio abierto, paradójicamente. Me fijo mucho en mis compañeros. En la soltura de Enrique, la cercanía protectora de Edesio, y la gracilidad de Marie Claude, sus piernas infinitas que se mueven por la roca como las de una bailarina en una tarima. Pasa el día y los pies arden. Pensaba que se me cansarían las piernas, pero son los pies los que se quejan: ampollas en los dedos y las plantas “socarradas” Mucha tela para dos días. La aguja de Pondiellos resulta agradable, y pasar al Garmo Negro es como mágico: si por ahí es imposible que subamos! Ah, pues...sí se puede...
Yo llego al Garmo ya cansada, y veo Algas y Argualas tan cerca pero tan lejos...nada, aquí yo ya voy para abajo, que para dos días ya está bien…Edesio y Marie Claude me siguen. Enrique decide continuar y completar: ánimo! Le sobraban fuerzas para ir, y bajar al coche poco después de nosotros. Qué maravilla, qué fuerza de voluntad y qué resistencia!
Con gente como vosotros…
Próxima estación: ALPES!!!!!

11 de agosto de 2010

VIGNEMALEANDO...


Escribo, crónica tras crónica sobre la importancia de los compañeros, que lo de menos es lo que haces, y tal y cual; pero, este fin de semana, mis compañeros eran la espuma de la cerveza, porque el Pirineo, el Valle del Ara, el macizo del Vignemale, esa cresta caprichosa....me dejaron tan ebria, tan drogada, que no sabía muy bien qué pasaba, ni siquiera tenía mucha conciencia de mi misma. Nos movíamos por la roca como jugando, alguno danzando, pero todos absortos en un paisaje con el que soñamos tantas noches, yo por lo menos. Esta noche he esquiado por el Valle de Tena, sin ir más lejos...Algo, o mucho, tiene esta actividad que la hace grandiosa. Su mucho desnivel (más de 2000m), su mucho valle, mucha roca, poco glaciar, mucho recorrer. Una mezcla de todo lo bueno del Pirineo, con un día excepcional. Sin duda, la mejor actividad Pirenaica desde el Aneto de junio, por Cregüeña y Estasen.
Salimos de Bujaruelo con guantes y todo, por la pista que lleva a la Cabaña de Cerbillona. Luego, siguiendo el GR11, nos vamos adentrando en el valle, y nuestro objetivo se ve, allí a lo lejos. No hay prisa, tenemos todo el día, toda la luz por delante, y queremos aprovechar todas las horas. La subida es exigente, y para mi supone algo especial trepar la Moscova, tan nombrada, tan oída. Al salir, ya apenas queda nada al collado, y de repente tenemos ante nosotros la grandiosidad del glaciar del Vignemale. Buf! Como diría Donato, qué demasié. Nos quedamos un rato mirando y admirando todo lo que nos rodea. Yo estoy tan contenta que hasta se me ha hecho corta la subida (pero dónde se han quedado los 1.800m de desnivel?) y lo que nos queda es lo mejor! La cresta...a por ella! El viento nos refresca, pero no llega a hacerse desagradable. Avanzamos, y empiezan los tresmiles. Obvio, por segunda vez, el Pitón Carré, no sé por qué teniéndolo tan cerca, no lo subo. Quizás lo quiera como excusa para volver en cualquier momento...
Y a partir de ahí, la roca lo es todo, en las manos, en los pies, en todas direcciones, todo se llena de roca de la buena, de risas y equilibrio, de miles de fotos hechas y por hacer.
Pero se acaba, se acaba muy pronto...aunque en el refugio, ya con los amigos de protagonistas, seguimos disfrutando, y el domingo el paseo de vuelta nos llena de verde, por fuera y por dentro.
Me quedo sin palabras.

2 de agosto de 2010

GEORGIA III: SE PUEDE SALTAR PERO NO BRINCAR


CAMPO BASE DEL TETNULDI, 24 DE JULIO DE 2010
Todo lo que hemos conseguido hoy, tras una noche de tormentazo, y luego viento y mucho frío, es levantarnos a las 4, destemplados todavía del día anterior, con toda la ropa mojada, y fría. El día era el mejor que hemos tenido allí arriba, desde luego. Con nubes, con niebla, amenaza de lluvia, pero no sé si es que ya nos hemos acostumbrado o que ya es sábado y quemábamos el último cartucho para la cumbre.
La cocina de gasolina no ha querido funcionar para preparar los desayunos energéticos y calentitos, así que hemos echado mano de los termos de té que preparamos anoche. Alguno se ha quedado sin té, pero no se ha quejado, no ha reclamado su parte. Discreto y generoso ha rellenado su taza con agua, sin un comentario, sin una mala cara. Y el muësli con agua debe estar bastante malo…Ya no tenemos existencias, último día de CI.
El desayuno que no nos ha permitido entrar en calor, el destemple del día anterior, la escasa aclimatación que hemos hecho (a parte de dormir varias noches a 3.500 m) y una pésima hidratación, no nos proporcionaban las mejores condiciones para atacar la cumbre. Pero las condiciones y la resignación de casi todos, han sido eclipsadas por la fuerza y el ánimo de Enrique, que ha sido capaz de tirar de seis personas para intentarlo, y de contagiarnos las ganas a todos. Me viene a la cabeza una letra de Pearl Jam “We were but stones, and your light made us stars” Yo observaba la actitud de cada uno, y me maravillaba del poder del optimismo…bien, bien!
Hemos empezado a subir a un ritmo bastante bueno, pasando las ya conocidas grietas, con la tranquilidad que da tener la huella del día anterior, hasta llegar a la rampa donde nos quedamos ayer. Esa rampa lleva al hombro, donde hay posibilidad de instalar un CII si se pretende hacer cumbre en dos etapas, quedando 500 m de desnivel para la cumbre. Allí dormirán esta noche nuestros compañeros de monte, los estonios. Está cubierto ahora, no deben ver nada, y allí andarán fundiendo nieve para la cena…
En la rampa va Enrique abriendo huella sobre una nieve profunda y húmeda, lo que la hace más pesada de lo normal. Si hubiera hecho sol algún día, y frío por la noche, ahora tendríamos nieve dura y cómoda para avanzar, y no esta nieve pastosa y poco cohesionada. César ha cogido el relevo, y Jordi al pasar, asado de calor, estaba poco motivado. Subía la otra cordada por delante, y yo me notaba lenta. Ya veríamos qué hacíamos al llegar al hombro, yo le iba dando vueltas a la cabeza mientras tanto. El cielo se oscurecía por momentos, no daba ningún ánimo. Al llegar y ver la arista, con esta nieve asquerosa, granulada, he sopesado mi situación, y por muchas razones, no debía subir. Con ese tiempo había que subir ligeros, y no quería retrasar al grupo. Con esta nieve por una arista, ya no me la juego yo, hago que se la jueguen mis compañeros de cordada, y esa idea no me gusta un pelo. Voy bien de fuerzas, pero el camino hasta abajo, la vuelta por el glaciar, desmontar el CI y bajar al CB cargados como mulas requieren unas fuerzas extra que hay que conservar, porque las necesitaré. ¿Qué consigo dejándome todas las fuerzas en subir, si luego me juego el tipo saltando una grieta o sintiendo como me tiemblan las piernas al bajar por la canal hacia el CB? De poco voy a servir al grupo si bajo sin fuerzas, poco voy a poder hacer por algún compañero si pasa algo…nada, yo no tiro. Si vais todos os espero aquí, y si alguien se baja me bajo con él. Ahí, en ese hombro, estaba mi raya. La he visto claramente. Jordi y Fran también lo han visto claro, cada uno por sus razones. Nos hemos reagrupado en dos nuevas cordadas y hemos esperado a que todos estuvieran decididos por una u otra dirección. Enrique tenía claro que subía, hoy ha sido ejemplo de voluntad y obstinación. César no parecía demasiado convencido, pero en cuanto ha visto que alguien tenía intención de subir, él lo intentaba también. Jorge también estaba por subir, y David se ha animado a última hora también.
Allí los hemos dejado, echando la vista atrás de vez en cuando, mientras bajábamos por el glaciar. Por fin, desmontamos el CI y cargamos todo lo que podemos en las mochilas para dejar las menos cosas posibles a los que bajen de cumbre, mucho más cansados que nosotros. Ya bajábamos cuando hemos visto aparecer a alguien del montículo: son ellos!!!! No era posible que bajaran tan pronto. Dábamos por hecho que habían hecho cumbre y habían bajado casi corriendo. Pero al ver la cara de derrota del líder, Jorge, nos hemos dado cuenta de que no era así, algo había pasado.
Subir el espolón que llevaba a la arista de cumbre era ya una pesada rampa de nieve húmeda, por encima de la rodilla, sin ninguna huella que seguir, pero liego venía la desconocida arista. Desde el lado del glaciar veíamos cornisas enormes, pero ¿qué habría al otro lado? Pues lo que se encontraron fue una nieve granulada sin ninguna cohesión, se hundían hasta la cintura, y dar un solo paso se hacía una tarea complicada. Se podían haber despeñado, con un patio de 1500 m debajo de ellos, y encordados como iban los cuatro. César les ha dicho: “Nos la estamos jugando” Enrique le ha mirado y ha dicho “Pues nos bajamos”. Yo les he dicho “Bueno, habéis visto la raya y os habéis dado la vuelta” Pero me ha sorprendido la respuesta “Nos la hemos pasado” Sólo he sido capaz de decir “Pues muy mal”
Hemos llegado a las hierbas del Campo Base, y hemos montado las tiendas, y no hemos lavado, después de tantos días. Nos hemos puesto a comentar las jugadas entre la laxitud del valle, los colores y el sonido de los arroyos. Observamos la niebla estancada, como cada día sobre nuestro Campo I. Se aleja de nosotros y la llamada a comer me saca de mis pensamientos. Mañana vienen a buscarnos los caballos, para bajar a Adishi, y de allí, en furgoneta, a Mestia. Y ya ha llegado la vida fácil, el turismo, el calor y el buen tiempo. Me ha encantado esta experiencia montañil, hostil, exigente pero muy enriquecedora. Una prueba más mental que física, de la que salgo con la sonrisa puesta. Hoy me conozco un poco más. Hoy dormiré mejor.

GEORGIA II: EL DÍA DE LA MARMOTA


CAMPO I DEL TETNULDI, 21 DE JULIO DE 2010
Nos está cayendo la gran granizada. A ratos llueve, a ratos graniza. Pero nos ha dado tiempo, milagrosamente, de montar el campo de altura.
Hemos estado remoloneando en el CB hasta que por fin hemos decidido recoger las cosas, y tirar para arriba. Hemos subido muy cargados, como mulas, ya con tiendas y todo lo necesario para no hacer un segundo porteo. Nada más llegar hemos buscado unos huecos decentes para las 4 tiendas. Había que acondicionar los sitios porque había mucha piedra. Enrique y yo hemos montado nuestra tienda muy cerca del collado. Al lado tenemos a César y Antonio. Un poco más arriba, en lo que llamamos “Villa arriba” están, por un lado los biólogos, Fran y David, y por otro los Jorges. Está cayendo la del pulpo ahora mismo, pero aquí dentro, entre las plumas del saco se está tan bien…
Yo tenía tanto mono de viaje, de monte, de salir, de descansar de la vida cotidiana frenética, que todo me parece bien; y hagamos cumbre o no, conocer a estas siete personas y este país perdido, ni siquiera olvidado, sino más bien desconocido, hace que valga la pena cada momento. También me gustan estos ratos de tienda, en los que no puedes hacer más que, tumbarte, leer o escribir, según lo que tengas a mano, escuchar música, pesar…
Hoy ya no haremos mucho más. Mañana, si sale decente, o bien aclimataremos y bajaremos a dormir aquí, o no nos moveremos de la tienda si hace muy malo. No creo que intentemos cumbre. El viernes en teoría mejora, y ése sería el día de intento a cima.
21:00. otra vez en la tienda, ya para dormir, aunque la tarde ha sido entretenida. Hemos hecho un comida-merienda-cena tras la tormenta, porque al fin ha parado de llover a meda tarde. En cuanto ha prado, hemos salido todos a hacer pis, y viendo que mejoraba nos hemos quedado fuera. Hemos recogido la comida que se había quedado en un depósito más abajo, y Enrique ha ido a por agua. Se tarda un buen rato en coger agua y volver a subir. César ha tomado posición en la cocinilla de gasolina, y yo viéndome inútil allí, he yodo a Villa Arriba a recolocar el suelo de la tienda de Jordi, que como montaron tan deprisa no lo habían podido acondicionar. Se les ha roto la tienda con una piedra, una raja curiosa, encima en el sobretecho…menos mal que tenemos cinta americana cerca.
De momento somos optimistas, y mañana nos levantaremos temprano, con intención de calzarnos las bototas y tirar hacia el glaciar.

CAMPO I DEL TETNULDI, 22 DE JULIO DE 2010
Bueno, pues ha estado toda la noche lloviendo aquí, nevando arriba.
Ha parado un momentín esta mañana. Enrique y yo nos hemos levantado a hacer pis fundamentalmente, y ya que somos los que tenemos la cocina más cerca, nos hemos puesto a preparar el desayuno. Hemos preparado agua en termos, Meritenes y muësli, para subir a Villa Arriba. Se ha puesto a llover otra vez. Se ha ido animando, poco a poco. Para ciando hemos vuelto a la tienda estábamos empapados. Ahora llueve un montón. Lo malo es que el cielo está muy cerrado, y no hay nada de viento, quizás no deje de llover en todo el día. Aquí estaremos metiditos en la tienda, leyendo, escribiendo, escuchando música…
Creo que la cima se aleja de nosotros por momentos. Todo lo que aquí llueve, arriba lo nieva. Esta mañana ha caído un alud, muy lejos de nosotros. Se ven unos glaciares tremendos. Me siento insignificante entre estas montañas gigantescas. Están a otra escala. Si miro a los Pirineos con mucho cariño, y respeto, a los Alpes con mucha admiración y mucho respeto; al Cáucaso sólo se le puede mirar con respeto mayúsculo y un poco de miedo, y ni siquiera a los ojos.
NOCHE: Nos vamos a dormir con la idea de hacer cumbre mañana. Ya veremos. Jorge nos manda partes del tiempo con cada cambio, pero el tiempo es muy variable, y no hay forma de predecir, me parece. Aunque mejore el tiempo en el valle, el pico está todo el día cubierto. Ojalá tengamos suerte mañana, y lo consigamos. Tenemos bastantes esperanzas, pero a ver cómo le da por saludar al cielo a las 3 de la mañana. Tengo ganas ya de despertar y ver el cielo despejado, o tan malo que no nos provoque dudas…

CAMPO I DEL TETNULDI, 23 DE JULIO DE 2010
Viernes, y sigue lloviendo…Han sonado los despertadores a las 3, y estaba medio nublado. Hemos decidido esperar 1 hora a ver cómo evolucionaba, pero no ha hecho falta, al momento estaba lloviendo, para variar.
Hemos dormido hasta las 7, a ratos, soñando muchísimas cosas. En cuanto ha dejado de llover hemos acudido todos a la cocina. En cuanto no llueve salimos de las tiendas inmediatamente, después de pasar casi todo el día en ellas. Hemos quedado en volver a salir a la hora de comer (si no llueve, claro) y hacer otra reunión familiar y parece que esta tarde, si a las 5 ó 6 no mejora, no iremos para abajo, no sé si esta misma tarde, o mañana por la mañana.
Oigo a los hermanos Arias (César y Antonio) en la tienda de al lado, charlar tranquilamente.
16:34 Vuelve a llover, pero hemos conseguido abrir un poco de huella. Hemos visto que el tiempo no era malo del todo y nos hemos empezado a poner polainas y crampones. En cuanto vemos una ventanita de buen tiempo nos animamos de una forma…Pues hemos salido 6 de los 8 en busca del glaciar, y de repente: una cordada de 4 personas!!!! Se acercan y vienen a hablar con nosotros. Están igual de sorprendidos de ver gente por allí que nosotros. Son estonios, y han montado su CI por allí cerca, a unos tres cuartos de hora del nuestro. Quieren montar al día siguiente un CII antes del hombro. Es una estrategia diferente de la nuestra, pero ellos tienen más días. Nos quedaban unos 300 m al hombro, pero volvía el mal tiempo y nos hemos bajado. Han empezado a forjarse planes para mañana, ya que la salida de hoy nos ha animado mucho. No sé qué tiempo hará mañana, porque no parece que ningún día sea mejor que el anterior, pero con el gusanillo de haber descifrado el laberinto del glaciar, que era lo que tenía pinta más dantesca.
NOCHE: Última noche en el CI. Todo está ya húmedo y frío. Estamos un poco al límite de fuerzas. La comida, pasta y arroces de sobre, noodles y sopas, tés…no nos dan todas las energías que necesitamos.
Hoy, tras bajar de la pequeña salida por el glaciar, ha empezado a llover y nos hemos metido enseguida en la tienda. Hemos llegado tan destemplados que hemos dormido con la chaqueta de plumas puesta, dentro del saco de plumas, y tengo las manos frías desde que hemos vuelto del paseo por el glaciar. Es un espectáculo dantesco ese glaciar agrietado y sucio por el que hemos danzado.
Y seguimos haciéndonos ilusiones sobre el día de mañana: termos preparados con té, despertador a las 4…todo listo, pero lo cierto es que nada nos hace pensar que el día de mañana será mejor que el de hoy. Todos miramos hacia abajo, pero conservamos la ilusión por una cima que llevamos días contemplando.
NOCHE: Última noche en el CI, noche de frío, de humedad, de incertidumbre, y también de ilusión por este monte que no se deja. Veremos mañana qué ocurre…

GEORGIA I: MESTIA MESTIA!!!


MESTIA, 19 DE JULIO DE 2010.
Ya lo tenemos todo listo para subir mañana hacia el campo base del Tetnuldi. Hoy nos hemos levantado bastante tarde, sobre las 8 y media. Hemos estado un buen rato desayunando, y planificando el día de trekking, cuando nuestro cocinero nos ha dicho que teníamos visita al museo etnográfico y a una de las torres, que tenían túneles subterráneos que comunicaban con otras torres y con fuentes para coger agua. Les servían de fortalezas para los ataques. Son preciosas, pero reflejan la severidad de las tierras. Ha hecho un buen día hasta el mediodía, y luego a llover…pero bueno, después de ver la casa tradicional de aquí, que en invierno vivían animales y personas en la misma estancia, puede uno imaginarse el frío que pasarán para tener que aprovechar el calor que desprenden los animales para poder dormir en tablas sobre ellos. La mujer que enseñaba la casa despendía energía y vitalidad en todo lo que hacía o decía. Hablaba con toda su ilusión, en ruso. Y nuestro cocinero Merhab no nos traducía ni una décima parte. Qué contraste de sensaciones, todo lo que ella transmitía, en un idioma desconocido, y lo poco que aportaba el otro, en el tan socorrido inglés. Qué pena no saber más idiomas.
Me llena de curiosidad esta etapa de viaje que empieza mañana: ¿Pasaré frío?¿Podré con la mochila?¿Aclimataré bien?¿Estaré a la altura? Supongo que todo irá saliendo, ya veremos…
No sabemos aún si habrá que montar un campamento de altura o no; creemos que no, pero todo es muy incierto. Tenemos un croquis hecho a mano, que el hombre de la casa donde nos alojamos, nos ha dibujado y explicado con todo detalle en Georgiano, pero claro, en el proceso de traducción se ha perdido el 80% de la información oral.
Bueno, mañana empieza la aventura…

CAMPO BASE DEL TETNULDI, 20 DE JULIO DE 2010
Aquí estamos Enrique y yo, calentitos en la tienda; él leyendo, yo contando batallitas. Pero el día empezó hace muchas horas….
Nos hemos levantado a las 5:16, desayunado y recogido las cosas. Nos esperaba ya una furgoneta en la puerta de casa, para llevarnos hasta donde empezaba el trekking hasta el CB. A partir de ahí a repartir las cosas de peso en varias mochilas que llevarían los caballos, dejando las mochilas que llevábamos nosotros, bastante ligeras.
Con nuestro cocinero todo son malentendidos, o bueno, que no nos quiere dejar hacer las cosas como querríamos.
Los caballos nos han dejado mucho más lejos del CB de lo esperado. Debíamos subir una canal con nieve y piedra, descompuesta, con todos los cacharros, a 3500 m. Hemos decidido montar el CB a 3000 en un prado con agua al lado, donde estamos acampados ahora, y mañana montar un Campo I lo más altos posible, donde aún haya algo de agua cerca, para no andar fundiendo nieve. La otra posibilidad, la de montar el CB a 3500, que es donde en teoría estaba, nos obligaba a hacer hoy varios porteos con mucho peso, y sin haber aclimatado todavía.

12 de julio de 2010

JUGANDO A CLARABIDES


Ayer, once de julio, día en que en España sólo cabía la final del Mundial de fútbol, a nosotros se nos ocurrió afrontar un reto muy exigente y ambicioso, y nuestra inocencia nos llevó a pensar que estaríamos pronto en el coche...
El sábado quedamos a las 9 de la noche en el aparcamiento de Estós, para subir al refugio y llegar directamente a dormir. Hicimos el recorrido muy ligeros, y enseguida nos plantamos en el refugio, no demasiado tarde. En la habitación hacía un calor sofocante ¿pero cómo puede hacer tanto calor? Pensé que no conseguiría dormir en toda la noche, y encima tenía los tapones en el coche (¿a quién se le ocurre ir a un refugio sin tapones?). A las 6 nos daban el desayuno, y al bajar a las taquillas, oí una voz familiar: ¿Elena? ¡Elenaaaa! Hala, qué fuerte! Justo ayer me encontré con mi compañera de piso de Valencia, que estaba en Zaragoza el fin de semana, y me contó que el año pasado se encontró a Elena en el Pirineo. Y mira por dónde, aquí está de nuevo! Qué ilusión!
Primera pantalla: el barranco. Salimos algo despistados del refugio, y nos toca volver un poco y coger ya el sendero bueno. Cogemos buena marcha, aunque por las mañanas siempre cuesta arrancar...El día es luminoso y despejado. Llegamos al ibón inferior de Gias en un momento, y luego al superior. Estamos animados, y nos fijamos en la cantidad de nieve que hay todavía. Este año ha sido excepcional. Pero para las salidas veraniegas, las nieves remanentes son un poco traicioneras, poco consistentes y huecas por abajo, con partes heladas...poco fiables.
Segunda pantalla, los tresmiles. Hacemos nuestro primer tresmil, el Gias, como si nada, y los Clarabides son un pequeño paseo. Nos hemos entretenido tanto que decidimos obviar los dos tresmiles de la parte francesa, para continuar por la cresta hacia las dos agujas previas al Gourgs Blancs. Al principio la cresta era todo diversión, trepando por roca buenísima, siguiendo mojones....pero las nubes acechaban, y el horario también.
Tercera pantalla: embarcada. Llegamos a un destrepe muy cerca ya de la cima del Gourgs Blancs, y al vernos ya algo cansados (agotados decían algunos) enfrié mi cabeza sedienta de monte y pensé. Pensé en lo que cuesta bajar de los sitios cuando estás cansado, cuando no hay ruta clara de bajada, y cuando la tormenta se acerca. Nos damos la vuelta. La bajada fue algo penosa, buscábamos unos mojones que aparecían de vez en cuando, pero que en vez de llevarnos hacia abajo, nos llevaban inevitablemente al oeste. Fuimos retrocediendo poco a poco, ahora destrepando, ahora cogiendo un poco de hierba...(Cuarta pantalla: la nieve) hasta llegar a una pala de nieve, que nos dejaría junto al sendero de bajada. Crampones y piolet (hasta en verano hay que ir equipado) y para abajo. La nieve carecía de consistencia, y los crampones no llegaban a clavarse. Bajábamos en media ladera, y de repente Nacho resbaló y cayó pocos metros, pero puso en práctica impecablemente la autodetención: y funcionó! Rut y yo nos quedamos quietas. Pensé que bajar de espaldas a la pendiente sería más seguro, y Rut bajaría más tranquila. Así, tras otro resbalón mío, fui trazando una escalera y los tres bajamos sin problemas hasta el sendero ya conocido.
Siguiente pantalla: la tormenta. Cogimos el sendero ya con prisas, que no llegábamos al partido! Y no paraba de tronar. Calculé que a las siete y media, trece horas después de salir del refugio, llegaríamos al coche. Truenos y más truenos, oscuridad en el valle...y llegó. Empezó a llover tímidamente, para luego coger fuerza, y caer, y caer...luego se animó a granizar, y luego a llover otra vez, luego a granizar...y por fin, a veinte minutos del coche, paró. A las ocho menos diez llegábamos a nuestros cochecitos, allí quietos, esperando. Game over.
Fue un día muy completo, aunque a mi me daba mucha pena haber embarcado a mis hermanos en semejante odisea. Pero así es la montaña, si siempre fueran risas y sol, y si todo saliera siempre bien, pues la montaña no sería montaña. De ayer salieron dos montañeros con un punto más de experiencia: en nieve, en trepadas y destrepes. En días como ayer se aprende, y se supera uno. Casi no paramos a comer, y nos bebimos tres litros de agua por persona. Una actividad de más de trece horas sin parar apenas, en la que no hubo dudas ni discusiones, en la que las decisiones se acataban sin más, no se discutían. Fuimos un grupo compacto, una piña auténtica de principio a fin. Y eso es lo que cuenta. Los seis tresmiles fueron, con mucho, lo de menos.
Llegué a casa con ganas de abrazos, de cena tranquila y pensativa. Pero a España le dio por ganar el mundial y al contagiarme un poco de la ilusión colectiva, ya no me hizo falta pensar. Ponga un poco de fútbol en su vida y deje de pensar!

28 de junio de 2010

ROCA Y MAR

Moratones en manos y rodillas, un antebrazo hinchado, la espalda quemada la cara sonriente. Ese ha sido el resultado del fin de semana. Hoy lunes no he sido capaz de levantarme al oír el despertador a las 6...he dormido un poquito más, recordando estos días levantinos.

Noches de vino y risas, de proyectos, de recuerdos, de historia, de preguntas, de respuestas...de acercarnos poco a poco y darnos cuenta de que la montaña deja posos, estrecha lazos...
Mañanas al sol, como lagartijas, quemándonos la espalda y esforzándonos en las paredes, con una Sara imparable, que se lo subía todo como una auténtica salamandra. Los demás seguíamos sus pasos, torpes y sin mucha confianza, haciendo movimientos olvidados, y teniendo sensaciones guardadas por mucho tiempo. Demasiado.
La escalada es la novia celosa y rencorosa. No da tregua: o la mimas o te las hace pasar canutas. No perdona el olvido, no sabe de dulzuras. “Si te vas, no vuelvas” te dice. “Y si quieres volver...esto no está tal y como lo dejaste...”
Atardecer mediterráneo, de brisa húmeda y playa tranquila, de mar calmado y arena fresca...no hay prisa. Jugando en la playa, toda la arena está dispersa, no queda ninguna en los relojes...
Y el fin de semana se nos agota en el Delta del Ebro, con un horizonte lleno de vacaciones, de amigos, de viajes...un horizonte donde podemos dibujar de todo. Vuelta al mar después de tanto, tanto tiempo....vuelta a los orígenes, a la niñez. Cuánto te he echado de menos, justo ahora me doy cuenta...ahora me doy cuenta de todo, mirando el mar y la arena.
Quizá porque mi niñez
sigue jugando en tu playa,
y escondido tras las cañas
duerme mi primer amor,
llevo tu luz y tu olor
por donde quiera que vaya,
y amontonado en tu arena
guardo amor, juegos y penas.
J.M.Serrat

15 de junio de 2010

VOLVEMOS A ESQUIAR?

Todos nos resistimos a despedirnos de ella. Se revuelve en sus últimos coletazos, alimentando fugazmente nuestra esperanza de poder esquiar un día más, pero debemos asumirlo: la nieve termina esta temporada, ya toca escalar!
Una temporada más de foqueos, de cimas inolvidables, de sueños cumplidos y miles de proyectos imaginados...y lo más importante: de nuevos amigos! Empezó la cosa discreta en el Portalet, ya en diciembre, con cierta inseguridad y poca costumbre, luego los paisajes navideños, los fríos polares, más fríos polares...como si fuera invierno vaya...Vuelta a algunos picos, pero nunca a hacer lo mismo, porque cada día es diferente, cada día lo sientes diferente. Y subo en altura, pero pasan los meses y bajo en moral, bajo y bajo, y aún bajo un poco más. Malos momentos en que la montaña es el único consuelo, es lo único que no desanima, lo único que mantiene semisólido mi ser, que parecía licuado y amorfo...Poco a poco el sentir del ave fénix vuelve para la reconstrucción, y la volatilidad de mis cenizas deja paso a unos pies, unas piernas, un cuerpo...vuelvo, vuelvo a tener ganas de todo!
Los sustos y disgustos nos dejaron huellas, nos sumieron en pensamientos quedos, sordos, en una dimensión mucho más allá de la tercera, y de la cuarta, de este tiempo que tenemos por nuestro y que apenas nos pertenece el que ya ha pasado. Guardamos la preciosa sonrisa de nuestra amiga en un bolsillito muy pegado al pecho, para llevarla siempre cerca.
Las borrascas nos vuelven a utilizar de marionetas, y me dejan colgada en Zaragoza con mis vacaciones sin poder aprovechar al máximo, mientras pienso que otros marchan a Los Alpes con las suyas...pero a mi de cuatro ojos me dejan dos. Aun así los días que sí pude aprovechar, me dejaron tan buen sabor de boca que me hicieron la resignación más dulce...con recuerdos de un Mallarruego inesperado, de un Ruabe del Bozo atrincherado, de un Pico de Entre Puertos llenos de aprendizaje...qué días!
Y como guinda del pastel, La Ruta, la magnífica ruta al Aneto por Cregüeña y Estasen, que me hace suspirar al recordarla, y que me dejó tan satisfecha, que no puedo pedir más, sería injusto pedir más a una temporada tan generosa...
Dejad paso a la roca, que tiene ganas de secarse y recibirnos, por fin, tras una larga espera...cierro el armario con las botas y esquís dentro, y en la mochila ya el arnés y los gatos...hay que adaptarse! Flexibilidad, no es así?
Y colorín colorado, las nieves han terminado...(aunque llevamos una semanita que vamos, parece que vayamos a empezar la temporada en breve…)

6 de junio de 2010

SOLOS EN EL ANETO!

El fin de semana se presentaba de verano, de escalada, y de domingo de Aneto. Llega la Meteo y nos anuncia lluvias para el domingo. Nooooooo! Pues nos vamos el sábado! Quién puede? Afonso, Fer y yo. Deshago mis planes de escalada y el viernes salimos hacia Benasque. Hay que coger arnés…esto se pone interesante: cresta, cresta! Llamo a Marie Claude y en cuanto pronuncio la palabra cresta, se apunta, no necesito contarle más. Alfonso se ha encargado de las reservas y Fer de la logística. ¿De qué me puedo encargar yo? Pues del avituallamiento! El viaje es una gozada, y tengo la oportunidad de conocer un poquito más a esas dos grandes personas que son Alfonso y Fer, me recuerdan a las cajitas que guardan miles de cosas, y en cuanto las abres empiezas a sacar pequeñas cosas, que aportan tanto. Están llenos de recuerdos, de proyectos, de vivencias, están llenos de vida, y eso se contagia (gracias!). El viaje se me hace cortísimo hablando del trabajo, de las condiciones laborales, de la paternidad, de la ruta de mañana, de…mira, ese es Jorge, no? Y yo pensando que no podía ser. Aparcado en Benasque, frente a nosotros, un Meriva como el de la Meteo que viene. Fer le echa un grito y se gira. Que sí, que sí que es! Vaya sorpresa! Mañana celebran el 90º cumpleaños de su abuela, y tiene que estar en Zaragoza a comer, pero foqueará con nosotros hasta las 10. Vaya tela!! Llamamos a Marie Claude para decirle que les esperamos en algún sitio, y de repente, de fondo, oigo una voz grave, muy característica. Grito: Champi! Está ahí Champi! Me dicen que es un sorpresa, pero les advierto que con los gritos que he pegado ya se han enterado todos…qué discreta soy a veces.
En la cena estamos todos ya, los 6 finalmente, pero tenemos que interrumpir la sobremesa porque llegamos tarde a la Escuela de montaña, y en 6 horas nos tenemos que levantar.
Me pongo los tapones y duermo las pocas horas que tenemos. Me levanto como un resorte: qué ganas! Como siempre, pienso que me dejo algo, luego descubriré que es el frontal que no hemos necesitado. Decidimos cambio de planes, y ya que somos 6 y sólo llevamos una cuerda, dejamos la cresta como tarea pendiente, cambiamos los planes. Hala, hacia la Renclusa (cuánto se tarda a la Renclusa Donato?) Echo de menos a los que faltan, o más que echarles de menos, pienso en cuánto estarían disfrutando hoy, y me da pena que no estén…
Llegamos más arriba de la Renclusa, y decidimos cambiar el plan de nuevo, para acometer una preciosa ruta que había propuesto Jorge: el Aneto subiendo por el collado del Alba, bajando al ibón de Cregüeña, subir al collado de Cregüeña, bajar al ibón del Medio, y subir el Aneto por Estasen y bajae por el paso de Mahoma…es una ruta con mucho desnivel (2000m), larga y dura. Pero tenemos decisión y motivación. Marie Claude nunca ha subido el Aneto, y vaya forma de subirlo! Estamos solos todo el día, la romería al Aneto nos queda muy lejos, muy ajena…Allí estamos Fer, Alfonso, Marie Claude, Julián, Iñigo y yo. El corredorcito al cuello del Alba está muy bien, y la primera bajada dura y rápida, y una caída rápida tuve yo también, que no pasó de un culazo y volverme a poner en pie. Jorge y Champi nos saludan desde lo alto, haciendo ya un tresmil de buena mañana. Vamos avanzando en grupo, juntitos, emocionados todos por esta ruta de ensueño, un regalazo de los genios pirineícolas Jorge y Julio. A medida que avanza el día nos va gustando más y más esta ruta, este día, y esta compañía. Viene con nosotros también Iñigo, un vizcaíno que agarró la oportunidad de la ruta al vuelo, y nos resultó una agradable compañía. En el collado de Cregüeña saco las pechugas empanadas, que nos entran de bien…Nos queda bajar e ir por el Estasen. Fer nos abre huella todo el día, y yo, en la base del corredor, me noto cansada, y pienso en cómo puede Fer, ir abriendo huella y seguir ahí, tan campante, hoy que el desnivel se sale de nuestras habituales salidas, hoy que las focas pesan a horrores, hoy que la nieve tiene tan poca cohesión que resbalas constantemente, hoy que el Estasen tiene todavía bastante nieve acumulada, y que a las horas a las que llegamos, ya no está dura.
Hacemos un esfuerzo generoso, conociendo el último tramo de la ruta, y sabiendo que estamos ya muy cerca, que sólo queda lo mejor (lo mejor? Lo mejor ha sido todo!) Salimos del Estasen y les digo, “hala, ya nos han dado el regalo (vemos la cruz del Aneto a tiro de piedra) pero lo tenemos entre las manos sin abrir, con los ojos regados de ilusión. En la cima lo abrimos!”
Llegamos a una cima poco común: el Aneto sin gente!!! Esto si es un regalo sorpresa! Estamos solos en la cima del Aneto, en el Paso de Mahoma, y en la bajada, prácticamente al completo. Ha sido una salida triunfal, exigente, dura, pero la recompensa es tan grata, y nos la llevamos por tanto tiempo…


Muchas gracias chicos, ha sido un auténtico placer! La tenemos que repetir (cuando nos recuperemos….)!!!!! Para entonces, hay que aprenderse el refranero de la excursión:

“A poquet a poquet, farem caminet”
« Som-hi, que esfa tard i vol ploure »

12 de mayo de 2010

EL ENCUENTRO: 6:50 EN SANSANET

Este fin de semana…ah no, que estoy de vacaciones! Han sido lunes y martes…

Empecemos por el lunes entonces…

Nos pegamos madrugón desde Zaragoza, despertador a las 4…vamos a juntarnos participantes de varios blogs: Cordée 64 , Sendero Límite y La Meteo que viene, todos dispuestos a aprender, y sobre todo a pasarlo bien en la nieve. No dejamos que la meteo cobrara protagonismo, y preferimos disfrutar de la compañía, y aprender miles de cosas, que desanimarnos por la ausencia de sol. Salimos desde Sansanet, todos observando en secreto la interacción entre Julio y Jorge, ellos encantados de conocerse, como si hubieran sido ya amigos en otra vida…qué gusto da veros! Champi se lo pasa en grande, siendo testigo de este encuentro entre personalidades del esquí de travesía aragonés.

El tiempo no mejora, pero nuestro grupo pasa de eslabones sueltos a cadena, a piña. Sin darnos cuenta avanzamos, hasta llegar a una pala de pendiente considerable. Comentamos la jugada y la vemos clara de crampones. Los expertos Julio y Carlos, echan para delante sin pensarlo. “Esto dejárnoslo a nosotros”. Abren una huella en una pala muy MUY pina, una huella que parece una trinchera, que las inexpertas como yo, no hubiéramos ni imaginado transitar. Pero lo que habéis abierto aquí es una zanja!!!!! Gracias a ellos llegamos todos al collado con los esquís puestos (todavía no me lo creo…) y vamos al pico Rueba del Bozo, con un viento horrible y muy poca visibilidad. Subiendo por esa pala, me preguntaba cómo la íbamos a bajar, y me inquietaba la idea de volver por allí…pero es que ir con Julio y Budri es como ponerte las gafas por la mañana, que lo ves todo borroso y de repente aparece la nitidez; nos da consejos claros, precisos, exactos. Ninguna acción es al azar, se anticipan a todo lo que va a llegar, y hacen fácil lo que veías imposible en tu cabeza de principiante…y así pasamos el día entre nubes, entre maestros. Llegamos a una pala convexa, y Julio y Budri nos avisan de que ahí se corta el alud. Va Budri a cortarlo, para que podamos pasar el resto sin peligro. Yo me asusto un poco, viendo cómo baja el alud lentamente, y bajo, y lo cruzo, y veo que no ocurre nada, Éstos saben lo que se hacen. Eran pequeñas coladas, pero las sensaciones son buenas, y ya somos Homo aludens! Al llegar al coche la tertulia se alarga…

No termina ahí la cosa, porque Champi y Marie Claude nos ofrecen por enésima vez su casa, nos alojan y nos cuidan, nos dan de cenar y desayunar, y nos regalan siempre unas sobremesas enriquecedoras. Nosotros les dejamos la mesa del desayuno sin recoger, ellos dejan un poso cálido en nuestros pensamientos, y el martes habitan constantemente nuestras nostalgias. “Champi estará pensando en nosotros”, pensaba yo…y es que salimos de Bujaruelo a las 7:15 en busca de unos Gabietos que no hemos encontrado ya en dos ocasiones, con un sol radiante y ni una nube alrededor. Porteo agradable y fresco, al coger nieve e inclinarse las pendientes, Budri y Julio ya nos dicen que crampones, y Sara y yo, obedientes, nos los calzamos a la primera oportunidad. Después tengo clases particulares de superalza por máxima pendiente (“eso que nunca se usa, pero yo, todos los días” J. Benedé). Me gusta…voy cómoda, me siento una esponja con sed de aprender. Salimos del barranco para cruzar a la pala que nos llevará al collado de la Forqueta. Julio ya sabe dónde nos vamos a quedar, pero quiere que veamos nosotros mismos dónde está la raya, la nuestra. Budri dibuja una huella en la nieve recién caída, inventa lo fácil y lógico, y los demás le seguimos con admiración. Qué casualidad que donde hay que dar una vuelta maría delicada, encima hay una roca donde agarrarse, y tras enseñarnos las técnicas del canario y la barandilla, podemos superar esta zeta tranquilamente (y seguros por la trinchera que se han currado, claro). Llegamos al collado, y Julio sonríe, sabiendo exactamente, el punto donde habrá que dar media vuelta, pero no lo dice, nos hace llegar hasta el mismo punto, verlo, y ahora sí, volver.

“No me jodas que yo de aquí no me voy sin hacer un pico”: empieza Sendero Límite, fin de la Meteo que viene…

Vamos hacia el pico del Puerto, yo pregunto si vamos por esas antenas, señalando unas torres eléctricas, y sabiendo que busco una palabra diferente de la que sale por mi boca. Julio y Budri me dan agua en varias ocasiones, Jorge también, y es que “hay que hidratarse, pero no llevar agua” (ni echarle morro como yo, que por no llevar no llevaba ni botella!!!). Aumenta la nubosidad, el viento se acelera. Por un terreno mixto nos quitamos los esquís, y ya donde suaviza la pendiente, veo a Julio calzarse esquís, pero me dice que siga por donde voy: está preparando la huella para la bajada, que previsión!!! El mal tiempo nos viene persiguiendo, pero la línea no está ahí, y podemos hacer cima, y podemos bajar con visibilidad aceptable. La Meteo que viene: 0, Sendero Límite: 1. Bajamos sin prisa, y en la pradera hacemos una “escampá” y merendola, y nos enseñamos la cacharrería de nuestras mochilas…cuánto por aprender.

Hemos hecho un desnivel de 1.800 m y no nos hemos dado ni cuenta!

En Bujaruelo hacemos sobremesa y tertulia, nadie tiene prisa, no nos queremos separar…pero ya hacemos planes para los próximos días…las vacaciones continúan!

Y como resumen de todo esto, agradecimientos mayúsculos a todos: a Jorge por organizar, a Champi y Marie Claude por estar y por acoger, a Julio y a Budri por las huellas imposibles, las lecciones, los consejos…no aprendemos a esquiar, aprendemos a ser, y a estar. Moltes gràcies xiquets!!!!!!! Todavía es miércoles, pero ya siento que las vacaciones han valido la pena…

9 de mayo de 2010

EL CLAVO: MALLARUEGO

En el trayecto no se habla de otra cosa: Alpes. Un viaje con el que he soñado tanto, tantísimo, que no me acostumbro a aceptar que no voy, a resignarme. Ayer empezaron las vacaciones destinadas a ese viaje. Sin embargo, el Pirineo, que aunque se enfade conmigo por la desilusión que nos supone ambos, va a ser el clavo que saque al otro clavo. Y de momento, las vacaciones, ya han merecido la pena, y eso que acaban de empezar!!!!

Viernes por la noche cena en “Can Champi” en Biescas (Mil gracias, Champi!!!). La conversación animada fluye con la ayuda de la cena que teníamos ya preparada, y el vino con el que la acompañamos. Nos miramos, hablamos, y escuchamos curiosos, las historias de un pueblo que, por pequeño que sea, tiene mucho que decir…tengo falta de sueño, pero se está tan bien entre amigos…Edesio, que viene de Madrid, nos mira con ilusión, y nos dice que el viaje ya ha valido la pena, pase lo que pase al día siguiente. Afuera llueve, pero a nadie le preocupa.

Madrugamos con la ilusión de un día de monte, aunque a alguno le cuesta un poco ponerse en marcha. El desayuno que Champi prepara nos despeja a todos, y se nos ocurre asomarnos por la ventana para ver qué día hace…pero si está nublado!!! Un poco desconfiados, miramos de reojo a Jorge, pero salimos con decisión a la pista de la Ripera. La pista está en muy mal estado, y al Meriva le entra miedo. Llueve. Llegados al punto de inicio dudamos un instante, pero la fe ciega de Edesio en las previsiones de Jorge, la ilusión infinita del propio Jorge, y las ganas de monte del resto, nos hacen ponernos botas y mochila y empezar el porteo bajo un cielo amenazante, cargado de humedad. Vamos de paseo, animados, hablando, mirando constantemente al cielo que no mejora de aspecto, y metiéndonos con el pobre Jorge que nos había anunciado un día despejado. Pero, qué más nos da! Vamos muy a gusto, tanto, que convencemos al mismo cielo y nos regala un buen rato de sol. Adiós prendas de abrigo, nos ponemos gafas de sol, crema…y seguimos. Mucha cera en las pieles de foca, que amenazan con llevarse quilos de nieve puesta.

El paisaje es impresionante, estamos solos, el único indicio de presencia son huellas de dos personas y un perro. Nieve recién caída del día anterior. Todos somos conscientes de que no podemos pedir más. Ya es mucho más de lo que habíamos esperado. Y estamos tan sorprendidos de la mejoría del día que apenas son darnos cuenta, tenemos el Mallaruego enfrente. Ay, qué bonito es! ¿Por dónde vamos? Comentamos la jugada unos minutos, y decidimos acceder por una arista que nos llama, esbelta, blanquita…vamos vamos! Y el día despeja, y una ventana de buen tiempo nos acompaña.

Champi abre la huella de las mil zetas, por una nieve que no se tenía, recién caída y suelta. Voy detrás de Edesio que no deja de sonreír, y a Álex se le ve de paseo, de sobrado que va (tenemos un Madelman en el grupo…). Jorge tan pronto está allá lejos haciendo fotos del dibujo anguloso que traza Champi en la nieve, como está a pocos metros pidiendo que sonría para la foto…Y así llegamos a la arista, donde ponemos crampones y accedemos a cima. SOMMET!!!!

La bajada fácil por una nieve increíble, virgen, en el mes de mayo…todo un regalo de día, si no fuera porque a Álex se le cayó el piolet en algún punto de la bajada, creemos que en una de las primeras palas, así que si da la casualidad de que alguien va a perderse por los alrededores del Mallaruego, lee esto (que ya sería mucha casualidad) y se lo encuentra, pues por favor que nos diga algo, que ese piolet tiene tiene un valor no material muy alto para su dueño…

LO MALO ES QUE HAY MUCHOS PARAÍSOS PERDIDOS Y MUCHO DONDE ESCOGER. MI PARAÍSO, POR AHORA, ES EL CAMINO (Javier Reverte)

19 de abril de 2010

EL PESO: TEBARRAY Y FRONDIELLAS

Estamos de preparación para los Alpes, y este fin de semana, con una ruta de dos días, y bastante desnivel, sólo nos quedaba una cosa que probar: el peso.
El viernes, en casa, anduve cargando la mochila con cosas que llevaré a Alpes, sólo lo imprescindible…pero cómo pesa esto! Si es que no me puedo ni mover, pero es que la mochila, vacía, ya pesa. Los crampones, que pesan y ocupan un montón, pieles de repuesto, el plumas, el pantalón de gore tex (vaya lastre es esto…), el chubasquero, la pala, la sonda, el piolet, la sábana saco…buf! Es que nada de mi equipo es “ligero” como se lleva a hora, todo pesa, todo es consistente…pero es que no me puedo dejar nada de lo que llevo! El litro y medio de agua imprescindible, la crema del sol no me la puedo dejar, guantes de repuesto, gafas de ventisca, CASCO,…en fin, no hay nada que dejar. Pero pesa, y mucho.

Con este mochilón salimos del Balneario de Panticosa el sábado (tras degustar el bizcocho de chocolate, de cumpleaños de Edesio: Felicidades!), hacia el collado de Pondiellos. Yo que me sentía ágil y fuerte en estas últimas salidas y ahora me siento torpe, cansada, lastrada y acalorada…sudo. Yo sudando! Madre mía…esto es un horror! Con lo bien que se va con la mochila de día! Bajamos a los ibones de Pondiellos, y de allí subimos hacia el collado de Tebarray. No sabíamos quién se iba a decidir por ir directamente al collado, o hacer el pico. Al final, poco a poco fuimos todos al pico de Tebarray, algunos muy lentos, otros como si no llevaran peso (tendremos que lastraros en los Alpes…) En el pico se está de lujo, las vistas son increíbles, y ya nos sentimos cerca del refugio de Respomuso. Todos estamos cansados por esa mochila que nos roba la energía y el calor que fomenta también el cansancio. Yo me planteo cómo voy a andar por los Alpes con semejante carga durante cinco días…me hago diminuta en mis pensamientos, me siento frágil y torpe, pero de repente me pongo las pilas frente a la pala del collado de Tebarray. Mientras baja Jorge una pequeña colada le alcanza, y desaparecen su cámara y un bastón. Con la llegada de Álex lo recuperan todo, y vamos bajando uno a uno. Al final, con el buen estado de la nieve, resulta fácil bajar por allí, más de lo esperado. Y seguimos bajando, y sigue haciendo cada vez más calor…Estamos enfrente del refugio de Respomuso, pero nos toca poner focas y subir por una nieve pastosa, cansados y deseando llegar. Tras la primera cerveza ya nadie se acuerda del cansancio, ni del peso, ni del calor. Ursi nos cuenta sus historietas, y nos confirma que, pese a lo que puedan decir las previsiones del tiempo, el domingo allí va a hacer bueno. Hemos llamado a Fer y nos ha dicho que empeoraba el tiempo ya el sábado al mediodía, que no habría rehielo esa noche (lo peor que nos podía pasar…) y que el domingo sería mediocre. Yo prefiero no pensar en el día siguiente, y disfruto del sol de la tarde en el porche del refugio. Un ratín antes de la cena vemos a dos esquiadores llegar desde la Sarra: Champi y Marie Claude!!!!! Llegáis justo para la cena!
La cena y la noche en la habitación son un cachondeo auténtico, y Champi nos ofrece sus ideas para reducir peso en los Alpes, y nos da buenos consejos. Nos dormimos con la sonrisa puesta y nos levantamos con legañas y ganas de dormir más, pero pronto nos activamos. Hace bueno, buenísimo, ha habido rehielo, la nieve está dura como una piedra…esto se anima! La Alta Ruta prospera! Venga, pues, a por las Frondiellas…en el primer repecho a Edesio se le sale un esquí y ni la foca, ni el freno, ni la cuchilla consiguen pararlo antes de que llegue al fondo del barranco. Empieza a bajar y Jorge, que iba sin cuchillas, de lanza a buscarlo. El resto vamos avanzando porque hace un poco de frío. Javier Fuentes nos hace una huella perfecta, cómoda…qué bien. La cima de las Frondiellas es un regalo. Vemos vascos en el Balaitous, pues ya han madrugado! Porque nosotros hemos salido del refugio a las 7, y ellos ya habían llegado para cuando nosotros salíamos al collado. Dónde habrán dormido? Por dónde habrán subido?
La bajada se hace cómoda, y vemos como se acercan las nubes desde el Sur. Las vistas hacia la Gran Diagonal son espectaculares. Toda la travesía hasta la furgo de Champi, en Caillou de Soques, se hace agradable, y yo me noto más descansada cada momento, en vez de cansarme más, estoy mejor (qué me está pasando? Será la emoción?). Empieza a nevar y nos da igual a todos, seguimos sonriendo, y llegando al último collado ya todos vamos charrando, Edesio se pica y acelera, y yo tiro detrás: apuremos las fueras que nos quedan, que el coche está a tiro de piedra. Apuramos las fuerzas, el agua y la comida que nos queda. Una vez en el coche se nos ve a todos satisfechos. Como diría Donato: la rata ya está en la lata!

Esta ruta que esperábamos tener que abandonar a mitad, que yo ni esperaba empezar, ya ha sido. Nos deja un sabor de boca mucho mejor que el de la quiche que estaba en mi coche desde el viernes. Y lo que más adentro queda, son esos ratos de refugio, de contar y escuchar, de aprender, de reír; esos ratos…
Muchas gracias a todos; por todos y cada uno de los detalles que tenéis, que aligeran el peso de la mochila, y tiran de las comisuras hacia las orejas.

Que descanséis!

12 de abril de 2010

SUELZA: CASCO Y MÓVIL

Entre mis manos sostenía un casco, con la parte interior rota, abolladuras en la carcasa y varias rajas. Su propietaria viajaba en helicóptero hacia el hospital de Huesca. Aún no podíamos creer lo que había ocurrido. Ella está bien, un viaje de casi cuatrocientos metros ladera abajo por nieve y piedra, a toda velocidad y no le ha pasado nada de nada, ni un dedo se ha roto. De qué estás hecha, Isabel?

Ese día nos levantamos a las 5. Llevábamos, por lo menos Marie Claude y yo, pensando en ese pico que se nos había escapado tan sólo 6 días antes, toda la semana, esperando. Llegaba el sábado y por fin nos íbamos a desquitar.
El viernes por la noche hablamos del famoso ARVA, de la seguridad, del casco. Les contaba que tengo un amigo que se ríe de que esquiemos con casco, del ARVA, de toda esa seguridad en la que confiamos. Dudo que se lea esto, y no sé, en caso de que lo haga, si cambiará de opinión…
El caso es que salimos cinco amigos hacia la Suelza, subimos tranquilamente por las laderas suaves, desde la vertiente de Gistaín. En el flanqueo expuesto sacamos crampones y piolet, pusimos casco, y pasamos sin problema. Hicimos cima sin cansarnos, como si nada, fotos en la cumbre, un bocado corto, ji ji jaja…Hala, a esquiar! Que nos espera la comida en Plan! Bajamos el primer tramo, duro, con unos giros fáciles, y luego venía el flanqueo, fácil pero expuesto, que habíamos subido con crampones. Es de esos sitios donde no puedes fallar, y donde es difícil hacerlo, pero una piedra o un desequilibrio son errores fatales. Pasó Edesio, pasamos Marie Claude y yo, concentradas pero seguras, y de repente oí gritar su nombre. Me giré pero no vi nada, a ella tampoco. Iba la última. La pala entera, rocosa, de arriba abajo, el único punto débil de la ruta. Paró varios cientos de metros más abajo. En el rato que yo sacaba el móvil para llamar al 112, Edesio ya estaba con ella abajo, fue veloz, directo, se lanzó como un jabato por un terreno que requería la destreza de un experto.
Hable con una mujer, que me preguntaba si la Suelza era una estación de esquí. Luego me pasaron con la Guardia Civil. Primera pregunta “Tiene usted cobertura y batería en el móvil?” Comprobé que el punto donde estaba era el único con cobertura, que me movía un poco y se perdía, andaba dos pasos y se iba. Inmediatamente después de contar lo ocurrido, segunda pregunta “Llevaba casco?” Dos de nosotros estuvieron con ella todo el rato, abrigándola y haciéndole compañía, tranquilizándola. Marie Claude me contaba lo que veía, y yo llamaba y recibía llamadas. La médico de rescate, Sara, es amiga nuestra, y cuando oyó lo de la Suelza ató cabos enseguida y me llamó. Yo poco les podía decir de la accidentada, ya que ni siquiera la veía, pero sabía el sitio exacto donde estaba. Era todo lo que podía hacer, dar indicaciones y describir lo ocurrido. La primera reacción de todos fue bajar, pero yo me paré en seco a echar mano al teléfono. Abajo no había cobertura, nos hubiera tocado volver a subir para llamar. Además yo hubiera tardado bastante en llagar abajo. Y Marie Claude paró antes de bajar, viendo que cuatro personas abajo no íbamos a solucionar más que las dos que ya estaban. Llegó el helicóptero, bajó Sara y se estuvo un buen rato con ella, antes de subirla de nuevo. Marie Calude y yo no teníamos ni idea de cómo estaba. Cuando se la llevaron, lo dos de abajo subieron por otra ladera más suave hasta encontrarse con nosotras en el collado. Allí, contándonos como habían vivido desde abajo la espera, nos emocionamos todos, y soltamos la tensión contraída. Nos contaron que estuvo consciente en todo momento, que movía piernas y brazos, que hablaba bien y no decía nada raro…qué bien sonaba todo aquello…me sonaba a milagro, a triunfo, a mujer de acero, de qué si no? Allí sostuve su casco en mis manos. Desde entonces el casco lleva el adjetivo de “bendito”. Yo lo veo con otros ojos. Ya no me da calor, ya no me importa lo que ocupa en la mochila, o el ruido que hace cuando lo llevo fuera de de ella, ya me da igual pararme un momento a ponérmelo cuando hay algo de exposición…el casco…bendito casco!
Todo quedó en un susto, en una gran lección. No dejamos de sacar conclusiones de todo esto, lo malo es que lo tienes que ver tan cerca para sacarlas.
Mejórate, guapísima, seguro que el 10 de abril será un cumpleaños para ti.
Y muchas gracias al equipo de rescate, empezando por Sara, a la que por suerte tengo tan a mano que he podido darle las gracias ya hoy, pero desde luego, habría que repoblar el mundo con gente como vosotros!


4 de abril de 2010

SONRISAS SIN CIMAS

1 DE ABRIL DE 2010. ERISTES SIN CIMA
La llegada al Pirineo siempre es algo especial, desde los 2 ó 3 años lo ha sido, y la pasión por estas montañas no mengua con los años, sino que se retroalimenta, son una droga como cualquier otra. Nos juntamos un buen grupo en Viadós la noche del 31 de marzo. No hacemos más que reírnos con las historias del sabio. Hace una noche de perros, pero confiamos en que la mañana salga decente y nos deje hacer. Y vaya si nos deja…sale un día espléndido, que permite a algunas sacar la mallas primaverales. Sol, nieve polvo y los Eristes como objetivo. Sólo uno de nosotros los ha subido, y les tenemos unas ganas... Subimos con ilusión y decisión, sin parar de hablar de los Alpes “tic, tac, tic, tac…” cada vez falta menos…Nos plantamos frente a la pala norte que lleva al dedo y los fuertes abren huella en nieve polvo, el bastón se hunde mucho, e ir primero supone un gran esfuerzo (imagino, que yo eso no lo practico…). De repente Champi, después de haber cosido más de la mitad de la pala, nos grita: “Todos quietos, se ha roto una placa!!!” Efectivamente, una raja cruzaba la pala, de lado a lado, y continuar sólo nos podía obligar a hacer uso del dichoso aparatito del que tanto se habla este año…Salimos de allí escopeteados, y acojonados, por qué no decirlo. Adiós a los Eristes, primera renuncia de las vacaciones…Pero para compensar tuvimos una bajada gloriosa, la mejor nieve del año, todos esquiábamos bien (bueno, que algunos esquían bien siempre, pero yo no, por ejemplo). Era disfrutar a tope, a mi se me congelaron los dientes de tanto sonreír, sin poder evitarlo. Con el primer plato de la cena ya la renuncia se quedó lejos, con el tercero ya sólo hablábamos del día siguiente…y tras los postres les vino el turno a las anécdotas, historias,…
2 DE ABRIL DE 2010. BACHIMALA SIN CIMA.
El viernes era el día bueno, el mejor de los cuatro, pero como dice alguno: “Los del tiempo dirán lo que quieran, pero luego el tiempo hace lo que le da la gana” Y ese día magnífico no acabó de llegar. Un ratito de porteo hasta la nieve nos hizo entrar en calor rápidamente, aunque luego el tiempo parecía jugar con nosotros, como míseras marionetas. Ahora nubes, ahora viento, ahora sol y calor, ahora viento otra vez…pero bueno! Que no hago más que ponerme y quitarme ropa! Y llegamos a la pala fina del Bachimala, pico al que no le tengo demasiada simpatía pese a haberlo subido 3 veces, siempre en verano. Una vez en el collado, los del grupo de cabeza volvían de la arista, sin cima. No lo vieron claro, y no llevábamos ni un cordino. Sin asegurar, y sin saber lo franca que podía estar la nieve, no nos atrevimos. Pero la vuelta por Tavernés, ese bosque magnífico, de giros imposibles y estilo al-pino, nos hizo sudar, reír, jugar entre los árboles, deslizar por una nieve facilona, lucir cuñas, tortazos, derrapajes infinitos, y mucha carcajada. Nueve horas de travesía que nos dejaron muy buen sabor de boca.
3 DE ABRIL DE 2010. POSETS SIN CIMA (PROPIA*)
(*)Qué mal suena lo de propia: lo cambio por “con cima compartida” Salimos del refugio un grupo de 8. Camino ya conocido, pequeño porteo, cruzar el puente, y poner esquís al llegar a la pista. Para arriba! Ya sabemos que a las 12 termina nuestro tiempo, que viene borrascazo. Al poco se retira uno, un poco más tarde otro, y de los 6 que quedamos, Jorge y Álex van muy fuertes y con decisión a la cima, y los cuatro de la retaguardia decidimos desistir tras haber salvado 1000 m de desnivel, con un tiempo de perros, donde hacer que nos esperen es robar la cima a todos. Nos decidimos rápido: que Álex y Jorge hagan cima del tirón, que no esperen por nosotros, que nos bajamos. Y así, nuestra renuncia, vale una cima heroica de ellos. Nuestra bajada todavía deja visibilidad, y la nieve se deja hacer con soltura. Nos perdemos bajando, subimos otra vez, volvemos a bajar, queremos esquiar más! Las dos mozas nos resistimos a quitarnos los esquís, y por listas nos metemos en otro camino. Ups! Vuelta otra vez, a buscar el puentecito. Con la jugada, despistamos a los otros dos, que siguen nuestros pasos pero no “reculan” a tiempo, y se desvían más de la cuenta…En el refugio de Viadós, la comida no defrauda a nadie, mientras esperamos a los dos intrépidos. Cuando llegan nos cuentan que la falta de visibilidad les ha hecho bajar muy lentos, sin ningún relieve. Descansan. Fuera nieva con ganas. Dentro sopa caliente, vino y flan casero. Tarde de lectura y charla.
4 DE ABRIL DE 2010. PUNTA SUELZA SIN CIMA (PROPIA*)
Hoy sí, hoy el tiempo va a ir a mejor, nos levantamos convencidos de que hoy toca cima, como colofón de estas pequeñas grandes vacaciones. Vamos a por la Suelza, a ver si nos deja. Dejamos atrás Viadós, y comenzamos la ascensión desde una pista poco transitada, y con bastante nieve. Por el precioso camino, el viento y la nieve que cae no nos dejan disfrutar del todo, aunque tampoco se va mal. Antes del collado hacemos una escueta parada para echar un bocado rápido y abrigarnos, pues el viento sopla con fuerza, y la cumbre está totalmente tapada. No hay prisa. En el collado no vemos la cima, pero vemos el primer tramo de loma que nos llevaría a ella. Nos desanimamos y proponemos múltiples opciones: bajar a Bielsa, para bajar a Bielsa bajamos a nuestro coche. Pues bajamos a ese valle y subimos a aquel collado. No no, que nosotros nos bajamos ya. Es que para arriba no hay nada que hacer, está todo tapado…Nada, que nos bajamos. De repente Jorge y Alfonso se asoman un poco más arriba para ver Monte Perdido, y el resto esperamos en el collado, quitando focas y preparando la bajada. Ya no esperamos más, la visibilidad no mejora y en el collado hace frío. Pero justo cuando vamos a empezar a bajar oímos a Jorge: Subiiiiiiid, que despeja, vamos a la Suelza!!!!! No sabemos si lo dice en serio, pero, cada uno por sus razones, decide no subir. Y cada uno, por sus razones, sabe que se va a arrepentir. Yo, en particular, me siento confundida, dudo, pero como sola no pienso subir, pues bajo. Y me arrepiento, pero sigo bajando, y me sigo arrepintiendo, pero sigo bajando…

Un día por prudencia, otro por falta de seguridad, otro por el tiempo y otro por…por impacientes, por indecisos, por… Y todos para madurar un poco más.
No ha habido cimas, para mí, pero entre todos hemos hecho dos, y todos hemos disfrutado, todos nos hemos reído. Lo mejor de estos días de Pirineo, la gente con la que los compartimos, la suerte de poder encontrar compañía tan agradable y entrañable con la que hacer lo que más nos gusta.
Dejar cuentas pendientes siempre es un acicate más para volver!!!!

“No te pongas triste ni tampoco me rechistes te aconsejo yo, que tires palante siempre alegre y elegante escucha esta canción” Esta “Primavera Trompetera” ha sido mi banda sonora de unos días tan poco primaverales pero tan alegres…

28 de marzo de 2010

ARVAS Y PULGAS EN PRIMAVERA

Ayer ya estaba más que segura del éxito de la salida de hoy. Estaba ilusionada por ese pico que se nos escapó el año pasado, y que hoy podía ser. Sólo nos inquietaba la pala al collado del Tablato, ya que ha nevado hace poco y podía estar delicada. Jorge lo había estado comentando. Pero cuando te ilusiona tanto algo, no ves los fallos, sólo ves que va a hacer buen día, que te sientes bien…
Me he levantado entusiasmada, y eso que con el cambio de hora nos hemos pegado un madrugón…yo la primera, que hoy se le ha dado tregua al Meriva Gris, y ha salido de paseo el Rojo. A las 6 y 28 recogíamos ya a Donato y tomábamos rumbo al Balneario de Panticosa (se sabrán nuestros coches ya de memoria estos trayectos?) En el coche no podemos evitar el tema que nos va a acompañar en las próximas semanas, de forma intensiva: ALPES!!!!! Así se nos hace de corto el viaje, aunque en realidad llegamos los últimos al Balenario. Nos tomamos un café y el guarda nos cuenta que ayer hubo un alud, que enterró a una persona con 2 metros y medio de nieve encima. Tanto él como sus amigos llevaban ARVA (aparato de rescate de víctimas de avalanchas), sin sonda, pero aún así, le buscaron, le encontraron, cavaron y le sacaron. Le han salvado la vida. Por el ARVA, para que luego digan. Tiene que ser una experiencia angustiosa, con la cuenta atrás de la supervivencia en la mente, buscando a un amigo enterrado en un caos de nieve, rocas y restos de vegetación.
Encendemos nuestros ARVAS nada más salir, y cogemos el GR11 una vez más. Van cantando, estos hombres, que no tienen bastante con subir, que además les da por cantar. Las conversaciones son animadas. Le dice Donato a Julián: “Eres un tío con suerte. He observado que tú y yo tenemos muchas similitudes!!!!” Me parece toda un filosofía de vida, el pensar “Soy un tío con suerte”. Aunque estando en nuestro Pirineo lo pienso muy a menudo. Voy disfrutando de cada canción, de cada conversación…mis tristezas se pierden en algún lugar que no me importa demasiado, no quiero ir a buscarlas…
Y llegamos al punto clave: la pala que nos lleva al collado. Efectivamente, está delicada. Va Jorge delante tanteando el terreno, lo más arriba y pegado a la roca posible, para que en caso de alud, le coja por abajo, y no le venga una masa de nieve pesada encima. Va bastante tranquilo porque tiene allí a 8 personas pendientes de cada pestaña que mueve, todos con ARVA y casi con la pala en la mano. Salen Champi, Javi, Igor y Carlos, separados, van probando la consistencia de la nieve. La pala se empina y en un momento dado Jorge se da media vuelta y baja veloz con sus tablas nuevas…no lo ha visto claro, y no paraban de caer pedacitos de nieve, por aquí y por allá. Bajan todos enseguida, nade pide explicaciones: está muy claro. Si somos nueve y nadie está convencido, no hay mucho más que decir, sólo decidir un plan B. Y el plan B tarda un poco en forjarse: Tablato, Brazatos o Bacías?? Del resto, qué decir, que nos lo hemos pasado como enanos, que hemos reído, cantado, sudado, esquiado, comido, bebido…y sobretodo disfrutado, tanto de nosotros como de este decorado que cambia día a día, pero nunca deja indiferente. Brazato y Bacías nos han encantado. Perfecto plan B! Y encima con dos bajadas!
Y para terminar, justo hoy que tengo el cuerpo lleno de picaduras de pulga, y me he acordado de ovejas, mulas y pastores, justo hoy hace 68 años que ese pastor poeta nos dejó, y con él os dejo yo:
SOY UNA VENTANA ABIERTA QUE ESCUCHA
POR DONDE VA TENEBROSA LA VIDA
PERO HAY UN RAYO DE SOL EN LA LUCHA
QUE SIEMPRE DEJA LA SOMBRA VENCIDA.
MIGUEL HERNÁNDEZ

18 de marzo de 2010

LA MONTAÑA, QUE TODO LO CURA...

Tras una semana de la que quisiera olvidarme, pero por desgracia repercute en todo lo que viene después, sentía que no tenía fuerzas para el monte, que no lo iba a conseguir. Pero, como he dicho otras veces, cuando la montaña llama…
A primera hora lo veía todo muy turbio, muy difícil, muy duro, muy laaaargo…pero qué lejos queda Tendeñera! Me siento incapaz, creo que no voy a poder llegar ni al final de la pista, y este viento que tanto molesta, es horrible! Creo que hoy va a ser el primer día que me retire de una salida de esquí, si es que es imposible que llegue ni al collado…buf! Uy, mira, un acebo! Qué brillante, qué bonito…y un tejo al lado, espectacular, boj por todas partes…esto es un bosque de verdad y el sol ya huele a primavera, ya se acerca la luz…cuánta belleza junta, tan discreta, tan silenciosa, tan ajena a mi admiración.
Pasamos la pista y al llegar al valle, con el Otal de frente, Donato y yo que vamos silenciosos en la retaguardia, decidimos comer un poco, que queda mucha tela por delante. Ni siquiera se ve nuestro pico, ni nuestros compañeros…
Seguimos, algo más abrigados también, porque este viento…de verdad, qué incómodo. Aunque poco a poco el viento se lleva los pensamientos oscuros, el “no puedo con mi alma”, la tristeza, el viento se lo lleva todo, se me lleva a mí también. La montaña se hace conmigo, dejo de ser, dejo de sufrir, sólo me concentro en mis esquís, en mi respiración, en el paisaje, en el collado, que ya aparece, que ya se acerca. Salgo de mi letargo emocional y empiezo a disfrutar del día, tras haber salvado ya mucho desnivel, y quedarnos sólo un poco más.
Nos quedamos en la antecima, como casi todos, menos Belén, una mujer donostiarra por la que debiéramos haber brindado en la comida. Una mujer que quizás se ha jugado la vida en la cresta, o quizás le ha echado más valor que nadie. Cada uno interprete como quiera…Nosotros hemos visto la cresta, y hemos sentido la fuerza de las rachas de viento: no ha habido discusión. Foto y para abajo.
La bajada una gozada primaveral, apenas sin parar, por palas y tubos facilones, agradable hasta el coche. Yo consigo dejar un poco menos encima mi semana, ya estoy un poco más cerca de la sonrisa. Ya las comisuras se alejan entre sí, ya mis dientes salen...
La montaña, que todo lo cura…
Sé que el lunes volverá a caer encima como un castillo de naipes de plomo, como una granizada en un páramo. Sé que habrá muchos lunes, pero mientras haya ilusión...