19 de diciembre de 2010

LOS DOS MONTES


Espero a Jesús y Santiago en el bar del pueblo. Cortado y periódico. Afuera todos los charcos están helados, y la gente pasa encogida al cruzar el Manubles.
Una tele enorme parlotea sobre asesinatos en Olot, pero la gente está a lo suyo, en la partida de guiñote, en el carajillo y el cigarro.
Llegan los guardas algo apurados por el retraso, pero les recibo sonriente porque la espera ha sido, como poco, agradable. Son extraños estos vínculos laborales que se establecen de vez en cuando. Me ilusiona compartir la jornada con estas dos personas entrañables, me siento una privilegiada. Me llevan, me enseñan sus montes y responden pacientes mis montones de dudas. Me preguntan tímidos por mi presente laboral, pues ya saben que futuro no tengo. “De momento, si estás aquí es buena señal” me dicen. Empiezan a aparecer las encinas, alguna sabina tímida, y comentamos lo bonito que es este valle perdido y desconocido. Me evado un rato pensando en el fin de semana pasado, en el otro monte, el del ocio, tan distinto del laboral. Pienso en esas rutas de ensueño que hemos hecho por el Pirineo, dejo a un lado los rendimientos, las hectáreas, los estéreos de madera, la maquinaria…Me siento cómoda en ambos planos, aunque no es el mismo monte.
Me acuerdo del agotamiento del sábado, recorriendo el circo de Aneou, cuando todavía nos esperaba el Peyreget, cuando creíamos que ya habíamos tenido suficiente, que yo hasta le dije a Jorge, sentenciando: “A mi, esta última subida me sobra…” Pero cómo que me sobra, no me sobra nada! En el último repecho nos vino a todos una euforia repentina, se fue el cansancio, la sed, se fue todo…estaba ya tan cerca la miel. La cima fue un momento glorioso, mirábamos a nuestro alrededor: “Toooooodo eso hemos recorrido hoy” Estamos satisfechos, sonreímos todos, desde el “pico lanzadera” con una bajada perfecta como broche de la jornada. Yo solo tuerzo el morro, simbólicamente, pensando en lo que nos espera el domingo, que no será moco de pavo…podré? Bonita sensación la de llegar al coche a la hora en que cierran las pistas, es como si hubiéramos amortizado a tope el forfait (qué forfait?).
Salgo de mis pensamientos y vuelvo a mis montes de diario, veo los restos de las podas bien amontonados, se nota que los guardas han estado encima. Me imagino a los trabajadores a 40 grados con los pesados pantalones de motoserrista, el casco, los guantes, la bototas…cómo tengo la cara de decir que mi trabajo es duro?
Me encanta ver montes verdes, que con tanto incendio en 2009 no hago más que ver quemados…Hace un frío que pela, Jesús no se atreve ni a fumar, por no sacar las manos de los bolsillos. La gente empieza a aparecer por el monte en cuanto hace fresco, para llevarse la leña a casa. “Teniendo carrasca, aquí el pino no se lo lleva nadie” Me cuentan chascarrillos de la gente del pueblo, que me encantan, me gusta la vidilla de los pueblos, los saludos cotidianos.
Observo desde el coche y vuelvo al domingo pasado, voy siguiendo mentalmente la ruta que hicimos, desde que saliéramos de Astún, hasta un collado, otro, otro…qué maravilla recorrer, qué gozada vernos tan solos, tan contentos. Todos emocionados por unos paisajes que parecen de mayo, de primavera más que de invierno; ah, pero es que no es invierno, es otoño todavía! Que impacientes!
Un ruido fuerte al romper el hielo de un charco, me saca de mis pensamientos, y decido estar a lo que estoy. “Entonces, entre unas cosas y otras tenemos diecisiete hectáreas, porque si dices que en el rodalico ese de ahí no va a entrar la retro…”
Anochece y vuelvo hacia casa, ahora sí me meto definitivamente en nuestro Pirineo, saboreando aún la nieve del fin de semana, y sabiendo que, como no nieve…mal lo vamos a tener. Menos mal que hay dos montes!

6 de diciembre de 2010

SALIMOS AL PATIO?

Las recientes nevadas de estos días nos dejan poca opción. Un puente por delante manchado por un borrasca de sur encima, llevándose, o por lo menos humedeciendo, toda la nieve acumulada hasta ahora. Nos esperan unos días en dique seco, en casita, pero el sábado aún hay sol, tenemos que aprovecharlo!!!

Muy complicado llegar a Linza, incluso a Lizara, a pesar de los neumáticos de invierno…qué hacemos? Jorge propone la preciosa circular al Acué, saliendo de Forges de Abel. La pista está llena de nieve, pero nos permite circular durante unos cientos de metros. Salimos foqueando pista arriba, todo nieve polvo, todo blanco…qué gozada, y más sabiendo que los próximos días van a ser tan malos. Vamos un grupo de 9, y los que pueden se van turnando para abrir huella entre el paquetón de nieve que ha caído. Deberíamos agradecer más a menudo la apertura de huella, la buena traza. En cuanto te sales de la trinchera, te das cuenta de la diferencia enorme entre foquear tranquilamente por el surco, o ir avanzando entre la nieve polvo, sin guía, sin marcas que seguir…se agradece el esfuerzo de los primeros, y mucho.

En el primer collado nos juntamos con otro grupo que ha tomado la misma decisión que nosotros, y ya nos pisan los talones. El frío se nos cuela por todas partes a pesar del té caliente, apenas comemos nada y salimos hacia el siguiente collado. Elegimos ladera sur, que nos da más confianza que la norte. La huella es cómoda, se van turnando para dibujarla. Y en un momento estamos en el collado, con el Acué delante de nosotros. Aquí las vistas ya son un lujo, y pensar en que el resto del puente no podremos disfrutar de todo esto…snif, snif!

Un paseo, bastante llano, nos deja en las faldas de la pala final: aquí hay dos opciones, dos huellas: una de ellas, la lógica, va por pendiente suave hasta el lomo, y de allí se coge la divisoria cómodamente hasta la cima. La otra, todo tieso para arriba zeta-zeta-zeta…Dudo, veo que los maestros van por la izquierda (zeta-zeta…) y les sigo. Jorge me pregunta, sabe que es la opción incorrecta, pero me deja hacer. Él va por donde toca. Las últimas zetas son bastante técnicas y requieren decisión y equilibrio, pero no se pasan mal.

En la antecima somos ciento y la madre, y llegar a la cima es fácil, pero toda esta nieve reciente da algún susto. No comemos nada porque hace un frío que pela: qué buena idea coger el plumas! Todos los picos de nuestro alrededor tienen un halo de nieve alrededor, el viento está soplando bien. Yo me imagino las isobaras pegaditas unas a otras. Para abajo, que nos pelamos de frío! La bajada, por la otra vertiente, para hacer la vuelta circular, es una gozada, pero cuidadín, que tiene unos pasos algo técnicos. Las palas iniciales son grandiosas, pero mi poca destreza bajando por esta nieve poco transformada me hacen sentir como si intentara coser con manoplas…hay que aprender a esquiar! Aun así se disfruta, y adivinando los escapes entre cortados, conseguimos salir al paso clave de la bajada, junto al barranco. No se puede fallar, pero hay que lanzarse con decisión, y el primero, Jorge, ya nos deja el camino trazado. El bosque sigue siendo, como otras veces, el patio del colegio. Se oyen carcajadas, todos bajamos con cara de niños traviesos, cogiendo unas velocidades poco controladas…pero cómo corre esto! Y al salir a la pista improvisamos un competición, cada uno con sus armas, unos con técnica de fondo, otros utilizando la aerodinámica del chus, y otros recortando curvas…JUGAMOS...

BORRASCA, VETE YA Y DÉJANOS SALIR OTRA VEZ AL PATIO, QUE QUEREMOS JUGAR.